Históricamente, la fundación de la Valencia que conocemos hoy en día data de la época romana. Los primeros colonos que habitaron a orillas del Turia datan de 138 a.C y le dieron a Valencia el nombre romano de Valentia Edetanorum. Pero, en su fundación, ¿cuál fue la primera calle de la ciudad?
La historia dice que el pueblo romano se asentó en el núcleo que hoy rodea a la Plaza de la Virgen, la Catedral de Valencia y el barrio del Carmen. Es en esta demarcación donde se fijaron las dos arterias principales de Valencia: Cardo norte-sur y Decumano este-oeste.
Según el Museo de Historia de Valencia, esta intersección es lo que hoy se conoce como calle Salvador, junto al Museo de l’Almoina y la Basílica de la Virgen, y calle Caballeros, ubicación actual del Palau de la Generalitat. Por lo que el eje Salvador-Caballeros es la calle más antigua de Valencia de la que se tienen registros.
En concreto, el cardo norte-sur sería la calle Salvador y el Decumano este-oeste, la calle Caballeros.
El papel de la Vía Augusta
La vía principal que vertebraba todo el imperio romano desde Cádiz hasta Francia se conocía como Vía Augusta y también pasaba por Valencia. Sin embargo, su diseño es posterior a la fundación de Valencia.
Concretamente, su impulsor fue el primer emperador romano, Augusto, y de ahí su nombre. Su reinado no comenzó hasta el año 63 a.d.C, 75 años después del primer asentamiento en Valentia Edetanorum.
La calle San Vicente de Valencia se asienta hoy sobre los restos de la Vía Augusta y todavía es la calle más larga de Valencia, aunque no la más antigua.
La teoría de calle Ruaya
Aunque la historia evidencia que el eje de calles de Ciutat Vella fue el primero que se conoció como tal en Valencia, un hallazgo en 2011 en la calle Ruaya, en el barrio de La Zaidía, dio un significado histórico hasta entonces desconocido a esta zona de Valencia.
Los restos arqueológicos que aquí se hallaron evidenciaron la posibilidad a la existencia de un asentamiento prerromano en Valencia y la existencia de una zona sacra. Según una nota de Europa Press de 2013, estos restos permitían abrir dos nuevos capítulos en la historia de Valencia: «La existencia de actividad humana en la ciudad mediante la huerta y un lugar de culto de origen púnico.