Que Berklee, una de las mejores escuelas de música del mundo, escogiese hace más de 10 años Valencia como su emplazamiento en Europa no es casualidad.
La historia musical de la ciudad, fuertemente arraigada en las bandas locales y festividades locales, fue uno de los factores que decantaron la balanza de Roger Brown, antiguo presidente de Berklee y promotor de la búsqueda de un campus a las afueras de Estados Unidos. Si a eso se le suma una localización cinematográfica para situar la escuela, como es la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el español como polo de atracción de estudiantes extranjeros y sudamericanos, y una estabilidad económica y climática en la «California europea», la fórmula del éxito estaba asegurada.
El resultado es un campus dedicado al cien por cien a la industria musical, desde la composición y los arreglos a la gestión y producción musical, que ha hecho que incluso artistas de la talla de Chris Martin (vocalista de Coldplay) elijan Valencia para la educación musical de sus hijos.
Para quien no la conozca, Berklee Valencia es la extensión de un centro homónimo en Boston, creado en los años 40 para dar salida académica y formativa a géneros musicales como el jazz, el soul o el country. En la capital del Turia se imparten los másteres académicos, cursos de verano y se realizan semestres de intercambios con alumnos matriculados en Estados Unidos.
Aquí se estudia composición musical de bandas sonoras, gestión del negocio musical y cursos relacionados con músicas actuales, la tecnología y la innovación dentro del sector. Unos estudios que ponen en contacto directo a los alumnos con el día a día de la industria musical.
Esta enseñanza de primer nivel tiene un precio: entre 2.500 y 47.000 euros al año, en función del programa que se escoja. «Pese al elevado precio, este año hemos dado 120.000 euros en becas para alumnos valencianos gracias a un acuerdo con la Ciutat de les Arts, sede de la escuela», explica Manuel Costa, director de relaciones institucionales de la escuela. El montante total de becas tanto para estudiantes valencianos y extranjeros asciende a 1,5 millones de euros, de media.
El componente valenciano es uno de los ejes de la oferta: «Son varias las sinergias con las bandas y la ciudad. Desde un curso de verano sobre arreglos y dirección dirigido a bandas, a conciertos que forman parte de la agenda de la ciudad, como reinterpretaciones de ópera en el Palau de les Arts, colaboraciones con festivales locales como Ruge Rosario e incluso visitas a tiendas de música y vinilos de la ciudad para conocer de cerca la industria», añade Costa.
Sus conciertos sobre los lagos del complejo de Calatrava se han convertido en el mejor escaparate del talento de la escuela, aunque no se limitan a este espacio. En su agenda cultural, los alumnos se ponen a prueba en otros escenarios de la ciudad como el Centre de Cultura Contemporània del Carme, la Fundación Bancaja o el festival Musaico.
Pequeñas pruebas de fuego de la agenda de Valencia que les preparan para las salidas laborales: «El 93% de los alumnos de Berklee Valencia acaban colocándose en aquello que han estudiado», detalla Costa.
Alumnos de Berklee como Ricky Lucchese han tocado el trombón en el disco de Beyoncé Lemonade, Billy Cumella ganó un Grammy en 2022 como ingeniero por su trabajo en Love for Sale de Tony Bennett y Lady Gaga, Ho-Ling Tang trabaja en Los Ángeles y ha compuesto numerosas bandas sonoras incluyendo algunas para Disney+ o Anže Rozman ha estado nominado a los Premios Emmy en la categoría de bandas sonoras documentales por su trabajo en Prehistoric Planet.
El acuerdo entre Valencia y Berklee se extenderá otros 20 años más, con más sinergias y colaboraciones culturales. Próximamente, la escuela ampliará sus instalaciones en la Ciutat de les Arts para mejorar la oferta educativa y posibilidades de los alumnos.