
Si nuestra ciudad fuera una canción, tendría un poco de todo: la fuerza arrolladora de una banda en directo, la elegancia de una orquesta sinfónica y ese subidón imparable de un DJ. No sería una melodía predecible ni una de esas canciones que suenan de fondo y nadie recuerda. Sería de las que atrapan desde el primer acorde, las que te sacuden con un cambio de ritmo y te dejan con ganas de más. Y así son también los planes para los amantes de la música en Valencia. Así que afina el oído, que aquí vienen 10 propuestas que sí o sí vas a querer apuntar. ¡Empecemos!
1. Asistir a los ciclos de música de cámara y música sinfónica del Palau y Les Arts
El verdadero melómano sabe que hay sonidos que solo pueden apreciarse en directo. Y es que no hay auriculares de alta fidelidad capaces de replicar la sensación de una orquesta envolviendo cada rincón de una sala, el arco de un violinista rozando la cuerda o un viento-metal irrumpiendo en el momento justo. Para quienes buscan los mejores destinos para los amantes de la música en directo, Valencia tiene dos templos: el Palau y Les Arts.
En el Palau de la Música, el ciclo Cambra al Palau nos trae una exquisita selección de recitales en pequeño formato, donde la cercanía entre músicos y público permite escuchar la música con una claridad brutal. Por su parte, la música sinfónica despliega su potencia en Les Arts con la Orquestra de la Comunitat Valenciana, que te ofrece cada temporada un repertorio que va de Beethoven a Stravinsky, pasando por óperas y conciertos de primer nivel. Dos formas de vivir la música en directo, ambas igual de imprescindibles.
2. Acercarte hasta la Ciutat de les Arts i les Ciències y disfrutar de sus conciertos gratuitos

Lo bueno de Valencia es que, a veces, ni siquiera hace falta pagar entrada para escuchar un buen concierto. Basta con acercarse a la Ciutat de les Arts i les Ciències y dejarse llevar por la música que flota sobre el agua en «Un Lago de Conciertos».
Este ciclo de eventos con música en directo transforma el lago del Museu de les Ciències en un escenario (y qué escenario). En cuanto al cartel, lo forman estudiantes de Berklee Valencia, así que no es raro escuchar desde jazz y flamenco hasta electrónica experimental o bandas sonoras que ponen la piel de gallina. Todo, con la brisa mediterránea y el atardecer como telón de fondo. Espectacular.
3. Encontrar joyas vintage y últimos lanzamientos en las tiendas de vinilos

Hay quien va a una tienda de vinilos con una lista clara. Luego estamos los que entramos «solo a echar un vistazo» y salimos con tres discos. Las tiendas de vinilos son pequeñas cápsulas del tiempo, donde puedes encontrar desde ediciones originales —como en Devil Records— y rarezas underground —como las de Flexi Discos—, hasta tesoros del jazz, rock, soul o punk —los cuales descansan en Discos Oldies—.
Cada una tiene su encanto, pero todas tienen algo en común: detrás del mostrador está alguien que no solo vende discos, ¡sino que los vive! Pídele recomendación y disfruta el placer de descubrir nuevos sonidos. Ya nos contarás qué tal la experiencia.
4. Perderse en los bares de música en directo y salas de concierto míticas de la ciudad

Muchas bandas con historia empezaron en un escenario pequeño. Hablamos de bares y salas de conciertos, espacios que son más que simples locales, son trincheras donde nacen nuevos sonidos, se fraguan carreras artísticas y se viven noches (entre un solo de guitarra y un riff improvisado) que terminan con la voz ronca de tanto cantar.
En Valencia, estos lugares siguen siendo el refugio de la música en directo cada fin de semana. Jimmy Glass Jazz Bar es el epicentro del jazz, donde músicos como Benny Golson, Kenny Garrett o Perico Sambeat han dejado su huella. Loco Club es el templo del rock e indie en su estado más puro, con conciertos que van desde el descaro de Los Zigarros hasta la intensidad melódica de The Wave Pictures. Y en Sala Matisse, cualquier noche puede empezar con una banda nueva buscando su sitio y acabar con una sesión electrónica. ¡Y estos son solo tres ejemplos!
5. Vivir un espectáculo Candlelight a la luz de las velas

Algunas obras están destinadas a ser eternas. Vivaldi, Tchaikovsky, Queen, Coldplay… nombres que han dejado una huella imborrable en la historia de la música, cuyas composiciones siguen emocionando generación tras generación. Pero, ¿y si pudieras escucharlas de una forma completamente nueva? Candlelight las reinterpreta con arreglos clásicos bajo la luz de miles de velas, envolviendo cada acorde en una atmósfera íntima y sobrecogedora. Si buscas regalos para melómanos o simplemente una manera diferente de celebrar tu amor por la música, este es el plan que no sabías que necesitabas.
🎟️ Consulta más información y entradas
6. Apreciar el sonido de calidad en un listening bar o HI-FI bar
Escuchar música puede ser un ritual o un simple sonido de fondo. Todo depende de dónde y cómo lo hagas. En HI-FI Club, el primer listening bar de Valencia, la música recupera su lugar protagonista: aquí no hay prisas, conversaciones por encima ni altavoces saturados. Solo un vinilo girando, un equipo de alta fidelidad que revela los matices —como la calidez de un contrabajo en un álbum de jazz o la textura granulada de una voz grabada en cinta analógica— y un ambiente que invita a escuchar. Pero a escuchar de verdad.
7. Ver un musical donde cada actuación te pone la piel de gallina

Hay historias que se quedan cortas en el cine o en los libros. Algunas necesitan un teatro en penumbra, un primer acorde que erice la piel y voces que lo den todo sobre el escenario. Y pocas lo demuestran mejor que las dos que aterrizan en Valencia en 2025: El Fantasma de la Ópera y Romeo y Julieta: Un amor inmortal. Una lleva décadas cautivando al público con su atmósfera gótica y la partitura monumental de Andrew Lloyd Webber. La otra se reinventa con un despliegue visual y musical que llegará directo a nuestro corazón.
8. Irte de discoteca y darlo todo con el set de tu DJ favorito
Salir de discotecas en Valencia no es solo una opción, es casi un acto de fe. Empiezas revisando el cartel del DJ que más te flipa y acabas bailando como si no hubiera un mañana. En Mya, la electrónica manda y el amanecer siempre llega antes de que quieras irte. En la Discoteca LA57, la bachata y la salsa convierten la pista en un hervidero donde hasta el más torpe se lo pasa bien. Y en Akuarela, el reggaeton no da tregua y el perreo no es negociable. Tres templos de la fiesta y tres formas de acabar igual: con las piernas pidiendo auxilio y el recuerdo borroso de haber prometido que hoy te ibas temprano.
9. Ponerle banda sonora al verano de la mano de un festival
Hay canciones que solo alcanzan su verdadero esplendor cuando las escuchas rodeado de una multitud, con el bajo retumbando en el pecho y el cielo iluminado por el juego de luces. En Valencia, la temporada de festivales es una maratón donde Medusa Sunbeach Festival, Arenal Sound y FIB marcan el ritmo del verano.
Desde la electrónica más salvaje en Medusa, donde los beats no dan tregua, hasta el indie-pop de Arenal Sound, que ha traído a nombres como Martin Garrix o Vetusta Morla. Y luego está el mítico FIB, el festival de Benicàssim, que cada año mezcla himnos rock y sesiones de electrónica antes de rematar con miles de voces coreando el último gran estribillo de la noche.
10. Conocer un poco más las diferentes variedades de danza (y música) con We call it
Este es un plan hecho a medida para quienes viven la música en todas sus formas. Ya sea por el ritmo, por la historia o por el puro placer de verla cobrar vida sobre el escenario, We call it es el ciclo de espectáculos donde la música se redescubre a través de la danza.
Y si hay un género que no se entiende sin su baile, ese es el tango. En We call it Tango, cada función está pensada para que el público sienta Argentina sin salir de Valencia: el bandoneón, el piano, los pasos que marcan la tensión y el escenario adornado con decenas de guirnaldas.