La horchata de chufa ha pasado de ser solo una referencia en Valencia a convertirse en una bebida de éxito internacional. El gran espaldarazo: la ciencia y la agencia espacial estadounidense, la NASA.
En un estudio interno de la agencia espacial ha catalogado a la chufa como uno de los alimentos clave para los «sistemas de soporte vital bioregenerativos». En otras palabras, se recomienda como alimento generativo para el cuerpo tras un viaje al espacio.
Estos resultados se unen a la opinión favorable de la Agencia Espacial Rusa y a dos estudios del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universitat de València que afirman que la horchata contiene propiedades cardiovasculares que contribuye a disminuir el colesterol y los triglicéridos, por su alto indice de ácido oleico.
La horchata es nutritiva, energética y una alternativa perfecta a las bebidas azucaradas y edulcoradas si se consume de forma natural o con bajo contenido de azúcar. Su alto contenido en arginina ayuda a la dilatación de los vasos sanguíneos, mejorando la circulación y la presión.
Según el CSIC, la chufa como tubérculo presenta una cantidad significativa de fosfolípidos (forman parte del grupo de «grasas sanas»), destacando el ácido fosfatídico, que representa parte esencial de las membranas celulares. También ayuda a regular el tránsito y prevenir enfermedades intestinales como la diarrea de tipo viral.
La bebida clásica valenciana, conocida fuera como tigernut milk, se ha consolidado en supermercados de todo el mundo como un superalimento. Los expertos recomiendas siempre consumirla con recetas caseras sin azucarar antes de optar por una versión industrial y acompañada de bollería como los fartons.
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