Los pasos de peatones, carriles bici y diversos puntos de la calzada lucen un extraño rectángulo torcido en el suelo. El Ayuntamiento de Valencia ha explicado ahora el origen de estas marcas, que ascienden a 3.049 en toda la ciudad.
En un tuit, el consistorio explica que estas líneas son en realidad espiras, también denominadas bucles magnéticos, que miden la intensidad de paso de coches, bicicletas y patinetes. Este sistema de detección permite recabar datos sobre el estado del tráfico en la ciudad, como cuántos coches han pasado por un punto determinado y así mejorar la gestión del tráfico urbano.
La principal unidad de medida de las espiras es la intensidad por hora de vehículos. Esta unidad de medida permite a la policía local de Valencia y otros organismos públicos conocer en todo momento el estado del tráfico y anticiparse a posibles congestiones ante el aumento de los datos.
El Ayuntamiento de Valencia comparte en su página web de datos la ubicación de cada una de estas espiras, tanto para tráfico rodado de coches como para bicicletas.