Incendios y pintadas dañan el patrimonio histórico y cultural de la ciudad.
Si hace una semana hablábamos de la quema de la puerta de l’Almoina en la Catedral de Valencia, este pasado viernes 5 de enero una de las puertas de acceso a las Torres de Quart quedaba también carbonizada. Estos dos son los últimos actos vandálicos que han sufrido edificios históricos de la ciudad en una episodio nefasto que ya acumula más de 30 incidentes en el último año.
Además de los incendios, este repunte del vandalismo en la ciudad se ha plasmado principalmente en pintadas y algunas mutilaciones de estatuas. Uno de los distritos más afectados por esta situación es Ciutat Vella. Entre los edificios afectados se encuentran la Lonja de los Mercaderes (Patrimonio de la Humanidad), la Iglesia de Santa Catalina Mártir (Bien de Interés Cultural) o las Torres de Serranos.
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— Levante-EMV (@levante_emv) 5 de enero de 2018
La lista completa de otros edificios que se han visto afectados por actos vandálicos es larga. Entre ellos se incluye el Palacio de Forcalló, la estación del Grao, la esfinge del Pont de Fusta, el refugio antiaéreo de la calle Serranos, los Jardines de Viveros, los puentes del Mar, el del Real, el de Trinidad, el de Serranos y el de San José, entre otros. Pintadas que en algunos casos iban acompañadas de mensajes racistas y fascistas.
A principios de 2017 el ayuntamiento de la ciudad anunció un incremento del 15% en el presupuesto de limpieza municipal. Según fuentes consultadas por Levante-EMV, asociaciones como el Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural ven esta medida insuficiente y piden más medidas preventivas como la instalación de cámaras de vigilancia en los monumentos más emblemáticos.
Vía Levante-EMV