
Hoy, lunes 12 de abril, se celebra en toda la Comunitat el día de San Vicente Ferrer, patrón de los valencianos. Al contrario que San Vicente Mártir, que es solo festivo local en la ciudad de Valencia, esta festividad se conmemora cada año en cientos de municipios de las tres provincias. Además, en 2019 se celebró el VI centenario de su muerte.
La representación de los milagros de San Vicente Ferrer es el acto más destacado, junto con la ceremonia que tiene lugar en el municipio de Llíria conocida como el «milagro de la fuente». Pero, ¿por qué se celebra exactamente este día en honor al santo?
El santo que obraba milagros
Más de 850 prodigios se constataron para su proceso de canonización de este dominico valenciano. San Vicente recorrió entre los siglos XIV y XV los territorios de la Corona de Aragón hasta Francia e Italia predicando y obrando milagros en poblaciones solo alzando su dedo índice. Por eso también se le llama cariñosamente «Sant Vicent el del ditet».
Uno de los milagros que se conmemora con más fuerza es el de Llíria. En 1410, la localidad padecía una fuerte sequía. Según explica la tradición, el santo predicó en la iglesia de la Sangre y, tras tres días de ayuno colectivo, peregrino hasta donde actualmente se encuentra la ermita que hoy lleva su nombre e hizo brotar de nuevo el agua del manantial.
Los altares, la representación actual del santo
Los Milagros de San Vicente Ferrer son representaciones teatrales infantiles que se realizan en las calles de Valencia y otras localidades. Se empezaron a representar a partir del siglo XV y siempre tienen como pieza argumental algún milagro. El texto está escrito principalmente en valenciano, la lengua con la que el santo predicaba.
Un santo con un lado también misógino
La figura de San Vicente Ferrer no está exenta de polémica. Como recogen diversas publicaciones, entre ellas una de la Universitat Jaume I, este santo se caracterizaba por realizar sermones misóginos en los que juzgaba la moral y la apariencia externa de las mujeres.
«¿Pensáis, mis hijas, que Dios os ha dado senos para mostrarlos? No, deben ir cubiertos…», pronunció en uno de sus sermones. También, hacía referencias al peinado de la época, tipo francés, comparando los cuernos como una viva representación del demonio. «El ideal de mujer era el de la virgen sacrificada al servicio de Dios», destaca el Seminari d’Investigació Feminista de la Universitat de Castelló.
Foto: Zarateman (Wikimedia Commons)