Aunque apenas lleva 17 años con nosotros, es uno de los puentes más visitados de la ciudad. Hablamos del puente de las Flores, todo un símbolo de la ciudad de Valencia por una peculiar razón: está lleno de flores de extremo a extremo.
Este puente, diseñado por Santiago Calatrava, nació con la idea de rendir homenaje a la ciudad tomando una frase de su himno (Valencia es la tierra de las flores, de la luz y del amor) y en paralelo a la construcción del nuevo puente de la Exposición.
Desde su construcción, siempre ha estado lleno de geranios, murcianas, flores de pascua y otros tipos de plantas. Hasta hace unos años estas se cambiaban varias veces al año (mínimo 3 veces), según la temporada y las festividades que se celebraran en la ciudad.
De hecho, durante la visita del Papa Benedicto XVI a la ciudad en 2006, se cambiaron todas las flores (habitualmente de color rojo) por blancas y amarillas como homenaje a la bandera de la Ciudad del Vaticano. Unos adornos que en el pasado lo convirtieron en el puente más caro del mundo (90.000 euros costaba cada renovación de plantas).
Ese gasto ahora se ha racionalizado y las flores se cambian cada dos años con un coste medio de unos 20.000 euros.
Si quieres ver con tus propios ojos esta maravilla de Valencia, tendrás que acercarte a la Alameda o Plaza de América, uno de los dos extremos que une el puente de las Flores.
Foto de portada: Diego Delso (Wikimedia Commons)