Que sí. Que la horchata con lo que mejor combina es con los fartons, si lo sabemos muy bien. Pero oye, no nos podemos cerrar como clotxinas e ignorar alegremente el resto de combinaciones que nos da nuestra leche de chufa. ¡Abre tu mente! A saber la de cosas ricas que te puedes perder si no pruebas algo nuevo. Para que se te vaya iluminando el cerebro, ahora que el Día de la Horchata está tan cerca (es el sábado) te traemos unas cuantas ideas:
Chufa libre
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En efecto, podemos reinventar el viejo cuba libre y adaptarlo a algo mucho más valenciano. El chufa libre es una mezcla de ginebra y horchata de chufa con hielo y decorado con limón. La mejor forma de prepararlo sería echando en un vaso primero el hielo, después la ginebra que más nos guste y, finalmente, la horchata. Decoramos con una rodaja de limón o con la piel y listo. Rico, fresquito y valenciano.
Crema valenciana
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Ojo, que no estamos robando una receta. Que tiene identidad propia. La crema valenciana se hace calentando dos vasos de horchata y rayando las pieles del limón y la naranja sobre ellos. En un bol, mezclas la harina de maíz y el resto de la horchata y lo echas a la cazuela, mezclando todo con unas varillas hasta que espese. Repartes la crema en dos moldes y lo metes en la nevera. Cuando vayas a servirla, esparce un poco de azúcar encima y quémala con un soplete, y lo decoras todo con unas hojas de menta. Toma postre rico.
Torrijas valencianas
Vamos a darle este nombre porque sí, no lo hemos sacado de ninguna parte. La cosa es sencilla: las torrijas se hacen con pan de ayer, ¿no? Pues nosotros vamos a usar fartons de ayer. Los cortamos en rebanadas, los empapamos en horchata, los pasamos por huevo y los freímos con aceite (mejor de girasol para que no robe mucho sabor, pero puede ser de oliva). Luego si quieres puedes espolvorear azúcar glas o canela a tu gusto por encima.
Ponche de horchata
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El ponche se hace con leche, claro, pero si lo cambias por el refresco de chufa… te va a salir más rico. Y más sano, porque tiene menos alcohol. De hecho queda de forma bastante testimonial. El proceso es batir la horchata con la canela y la cáscara de limón. Por separado, bates la yema del huevo con el azúcar y lo mezclas todo. Lo agitas para que se unan bien ambos líquidos e incorporas el aguardiente o el ron en el momento en el que lo vayas a servir. Lo puedes decorar con una ramita de canela y un poco de molida por encima.
Natillas de chufa
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Cerramos reinventando las natillas. Si las hacen ya de todos los sabores, ¿por qué no de horchata de chufa? Bien fácil: calienta la horchata con la vainilla en un cazo. Mientras, bate las yemas de huevo con el azúcar y la harina y mézclalo todo. Remueve y remueve hasta que quede espeso y liso y déjalo enfriar. ¡Hecho!