Si has leído «Metro 2033» cualquier metro del mundo puede darte respeto por sus estaciones abandonadas. Ahora bien, lo de la línea T2 de Valencia es de traca. Una línea que pretendía conectar el barrio de Natzaret con el centro… y cuyas obras llevan 6 años paralizadas.
Hasta ahora. Por fin se ha llegado a un acuerdo y las obras se reemprenderán en breve. Utilizando fondos europeos esta obra, en standby desde 2011, por fin conectarán el barrio con el centro de la ciudad.
La línea tiene su comienzo, por un extremo, en la estación de Ruzafa. Por el otro llega hasta la calle Alicante, estación que se convirtió en una discoteca improvisada donde 400 personas celebraron una fiesta de Nochevieja el año pasado.
¿Cuánto tiempo tardará la obra en estar acabada? No lo sabemos, aunque está estimado que sea 2023. El dinero, como hemos dicho antes, saldrán de los fondos Feder de ayuda europeos pertenecientes al período 2014-2020, y servirá para completar el tramo comprendido entre la Estación del Norte y la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
La T2, una línea con cierta guasa
Si la vida te da limones haz limonada, dicen. Pues como reivindicación del abandono de las obras, hace cinco años un grupo de jóvenes descendió a los túneles con una balsa hinchable y recorrieron las galerías a palazo limpio tras un día de lluvias fuertes que anegaron las vías. En ese momento las obras llevaban paradas un año desde su comienzo en 2007.
Unos años después, en 2016, la estación de la calle Alicante se convirtió en la sede de una rave techno en la noche de Fin de Año. No fue algo programado y no hubo detenidos: la fiesta se montó espontáneamente yendo de boca en boca, el equipo de sonido era un móvil conectado a unos altavoces y nadie vendía alcohol: todos los asistentes llevaban el suyo, al igual que ocurría en el exterior.
Parece que toda esta intrahistoria tiene por fin un final, y será un final feliz: habrá metro entre Natzaret y Ruzafa.