1.400 hectáreas de aguas rosas y saladas. Esa es la estampa que regala a la Vega Baja del Segura el parque natural de las lagunas de Mata y Torrevieja, un espestáculo visual único en España.
Este fenómeno natural se da gracias a las algas, bacterias y pequeños crustáceos que logran habitar en aguas tan saladas. Aunque si tenemos que señalar a un culpable, esa es el alga Dunaliella salina, que produce de forma autónoma sustancias carotenoides para formar «piscinas» gigantes de tonos rojo, naranja, morado y rosa, según el momento del día.
De aquí salen al año 600.000 toneladas de sal según los últimos datos disponibles y, por su alta concentración en agua (350 gr./l.), se le compara al Mar Muerto. Si nos bañásemos en estas aguas, podríamos flotar sin apenas esfuerzo. Pero eso está terminantemente prohibido por razones medioambientales y de seguridad.
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La sal de Torrevieja se exporta a todo el continente europeo y americano tras una campaña de recogida que se da, sobre todo, en los meses centrales del verano (julio y agosto).
Esa recogida forma unas montañas de sal que se ven desde el horizonte, como destaca la foto superior. Una vez se obtiene la sal, esta se destina a múltiples usos: sal para el deshielo, sal de cocina o sal de lavavajillas y productos químicos.
Este humedal fue declarado Parque Natural en 1992. Su Centro de Interpretación, desde el que puedes observar aves como flamencos o gaviotas, se merece una visita. Y, por supuesto, traéte la cámara porque este espacio regala una de las mejores instantáneas de la Comunitat Valenciana. ¿La que más nos gusta a nosotros? La de la laguna rosa con las montañas de sal al fondo.