El ruido es virtud de lo inmediato y enemigo de la reflexión. El ruido aniquila el análisis y fomenta los titulares vacíos, repletos de efectismo y muy poca efectividad. En los medios de comunicación, el ruido oculta la realidad, ensucia y deforma.
El de Alcàsser fue y seguirá siendo el gran caso mediático de España. No porque Netflix y Bambú Producciones haya hecho ahora una serie documental, sino porque instauró una nueva y cuestionable forma de hacer televisión basada en el sensacionalismo y en el detalle morboso e irrelevante. Y 27 años después de aquel suceso, se mantiene.
Para alguien que no vivió en directo la cobertura de ese triple crimen, ver El caso Alcàsser crispa. No por el trabajo de su director Elías León Siminiani (Apuntes para una película de atracos, 2018) y productor Ramón Campos que lo resuelven notablemente, sino porque durante los 5 capítulos asistimos en primera persona a un efecto bola de nieve incontrolable.
Conforme avanza la serie, los hechos que rodearon la muerte de Miriam, Toñi y Desirée la noche del viernes 13 de noviembre de 1992 dejan paso a las mentiras y descalificaciones que se vivieron durante los 4 años posteriores al suceso. Con un punto de inflexión clave: la cobertura del programa De tú a tú de Nieves Herrero tras la aparición de los cuerpos.
A partir de ahí, El Caso Alcàsser hace un funambulismo informativo entre la versión oficial del juicio y la teoría de la conspiración que ha rodeado durante años al caso. Transita entre ambas, las balancea y conforme el metraje avanza, la narración desmonta (o reafirma) la versión de cada uno de los personajes.
De primeras, se puede llegar a pensar que Netflix hace exactamente lo mismo que hicieron en aquel entonces los medios de comunicación más sensacionalistas. Que se aprovecha del caso por la audiencia y repercusión. Pero no, simplemente pone al espectador frente a la realidad del caso con una gran sordina temporal para todo ese ruido: los 27 años transcurridos desde que se cometieron los crímenes.
Lo que pasó en Alcàsser no solo está estrictamente vinculado a la provincia de Valencia, sino a toda España. La serie es miseria, defectos y capacidades de toda una sociedad y la demostración de que todavía queda trabajo por hacer.