La relación de Valencia con las cucarachas es la historia de un matrimonio forzado. Ni los habitantes de la ciudad las quieren, ni ellas por naturaleza buscan acaparar todo el odio y asco que generan. Sin embargo, el subsuelo de Valencia lo tiene todo para favorecer su supervivencia y reproducción. ¿O es que humedad, calor y oscuridad no son tres atributos que encajan con la ciudad?
Por las calles de Valencia circulan principalmente tres especies de cucaracha: la germánica, la oriental y la americana. Buscan siempre ambientes oscuros, donde abundan restos de materia orgánica, microorganismos, bacterias y pequeños insectos de los que se alimentan. Es por ello que es habitual encontrarlas también en zonas como la cocina, los trasteros e incluso el cuarto de baño.
Si por ti fuese seguramente te gustaría que este insecto desapareciese de la faz de la tierra. Sin embargo, este matrimonio no tiene visos de divorcio a corto y medio plazo. Según la revista Scientific Reports, las cucarachas se están volviendo «invencibles». O al menos eso parece si se analiza una de las especies más comunes, la alemana (Blattella germanica).
Los investigadores han descubierto que estas criaturas, que durante mucho tiempo han sido una plaga urbana prevalente, se están volviendo cada vez más resistentes a casi todos los tipos de insecticidas químicos.
Además, zonas como Valencia con humedad y calor proporcionan el clima ideal para los huevos eclosionen con mayor rapidez en verano, provocando plagas.
«No todos los insecticidas son iguales. Algunos degradan el sistema nervioso, mientras que otros atacan el exoesqueleto. Pero muchos insectos, incluidas las cucarachas, han desarrollado resistencia a al menos uno de los insecticidas más utilizados. Y debido a que las cucarachas viven solo unos 100 días, esa resistencia puede evolucionar rápidamente, y los genes de las cucarachas más resistentes se transmiten a la siguiente generación», detalla la revista Science en un comunicado.
Si esto se confirma, esta resistencia generalizada podría hacer que sea imposible tratar las infestaciones de cucarachas solo con insecticidas químicos. En cambio, dicen los investigadores, la gente tendrá que usar lo que se conoce como «manejo integrado de plagas», que implica colocar trampas, limpieza a fondo de las superficies, además de tratamientos químicos. En definitiva, ser «una pesadilla constante» para las cucarachas.
Pero, aunque no lo parezca, la cucaracha sigue siendo de vital importancia en la cadena trófica. Según un artículo publicado en El Español, las «cuquis» son una gran fuente de alimento para muchas otras especies en el ecosistema, como algunos artrópodos carnívoros, aves y ratas, mientras que como depredador consumen chinches e incluso huevos de plagas agrícolas.
Su exterminio, según los expertos, podría generar alternaciones de consecuencias inesperadas en los eslabones anteriores y posteriores de la cadena.
Puede que tras leer estas líneas la próxima vez que te encuentras una de ellas en tu trastero, bajando al párking o al encender la luz de la cocina, las veas con otros ojos. O no, y sigas volcando todo tu ira sobre ellas. Lo que está más claro ahora es que estamos ante un insecto que va a formar parte de nuestras ciudades durante mucho tiempo.