En una ciudad con 300 días de sol al año, la lluvia es una anécdota pasajera. O un fenómeno paranormal que nos visita varias veces al año. Pero cuando lo hace, tot se’n va a fer la mà. València se parece más bien a Venecia, conducir es peor que estar en medio de una salida de Fórmula 1 y a las infraestructuras se les ve las costuras. Lxs valencianxs tenemos una alergia histórica al agua dulce y, si no lo crees, hemos recopilado 10+1 razones que lo demuestran.
Para atascos, los nuestros
No sabemos conducir sobre mojado. La entrada por la pista de Ademuz se colapsa, acabas tardando el doble en llegar a tu destino y el claxon se convierte en nuestro mejor aliado. Somos de secano y al volante se nota.
Cancelas todos los planes
«Mejor quedamos otro día que llueve». La frase estrella de un valenciano que prefiere quedarse en casa antes que exponerse al agua. Son días de ‘peli y manta’, comida a domicilio y mucha paciencia. Por suerte, después de un par de días siempre escampa.
Los paraguas aquí tienen mayor esperanza de vida
Entre que no salimos cuando llueve y que cogemos el coche para todo, los paraguas aquí son eternos. Seguro que en el paragüero de tu casa hay algunos que llevan ahí desde que naciste. O antes. Para los amantes de modas pasadas, son todo un lujo para la vista.
Charcos que son como piscinas
El alcantarillado de València no traga. Está embozado de papeles, hojas y cosas random que hacen que en 5 minutos se formen unos charcos que parecen piscinas. Y lo peor es que varios días después de que haya llovido, todavía siguen ahí.
Las goteras, a chorro
No importa donde vayas. Ya puede ser el metro, un centro comercial o un monumento. Siempre habrá un cubo de plástico o una toalla en algún punto para recoger el agua que entra por una de las goteras. Y si no que se lo digan a Calatrava.
Y se fue la luz
La gota fría pone a prueba los suministros de tu casa. Hay localidades de Valencia en la que es seguro que se irá la luz en algún momento durante la tormenta. Eso explica porque guardamos linternas en sitios que no toca: la cocina, el salón, el recibidor…
Saca el videoaficionado que llevamos dentro
Ye nano, com plou, mare meua. Típica frase de vídeo de YouTube de la última gota fría que ha arrasado la Comunitat. Lo grabamos y fotografiamos todo. Y siempre salimos en el telediario. Algún coche se ha quedado atrapado en el agua o un barranco se ha desbordado y ha arrasado con una carretera. Y ahí siempre estamos nosotros para registrarlo.
La plaza de la Virgen se convierte en una pista de patinaje
Quien dice la de la Virgen dice también la del Ayuntamiento o las calles de Ciutat Vella. Andar se vuelve una actividad de riesgo. Y si no prestas atención, el resbalón está asegurado.
Ni el metro funciona
Las vías se inundan, recorrer dos estaciones es una odisea y los retrasos están asegurados. Entre los atascos con el coche y que Metrovalencia es una caja de sorpresas, a veces quedarse en casa no es mala opción.
Ir en bici es un deporte de riesgo
Sobre todo, si vas en Valenbisi. Entre lo que pesan, su inestabilidad y lo que deslizan las aceras, la hostia está asegurada. Mejor ahorrarse el disgusto y dar un paseito. Aunque acabes chopado.
Bonus: las alcantarillas nos avisan
En València no somos personas previsoras, pero los desagües nos avisan cuando una tromba de agua se acerca. Huelen bastante y, cuando eso sucede, al día siguiente el cielo estará – por lo menos – nublado. Luego ya, que hagan su función cuando llueve, es otra cosa.
Foto de portada: EFE