En la década de los 50, concretamente en 1956, Carmen Muñoz pasaba el verano con sus hijos en Navajas, un pueblo a 60 kilómetros de Valencia. En Valencia se había quedado su marido por trabajo y para mantener el contacto se mandaban cartas diariamente. Hablaban de todo, de que ella va a ver películas al cine del pueblo, de que él soporta la feria que tiene instalada debajo de casa que no le dejaba dormir, y que se echaban de menos.
Esta correspondencia privada era su manera de mantener el contacto y lo alargaron durante 3 años hasta 1959 durante los viajes que Antonio Galiana se encontraba fuera de Valencia por motivos de trabajo. Las carta, que se cuentan por decenas, aparecieron 60 años más tarde en un rastrillo de segunda mano de Valencia y alguien las compró por valor de 20 euros.
Esa persona era Cristina Correa, guionista en televisión. Las leyó, analizó y pensó que ahí dentro se escondía una preciosa historia que merecía la pena ser contada. Después de un proceso de investigación sobre la vida de la mujer, ella y Desirée Belmonte crearon la obra para la compañía Teatro de La Catrina bajo el título Carmen Muñoz o el rescate de una memoria. Se estrenó en 2018 en el Festival Cabanyal Íntim de Valencia, pero ahora, un año después, regresa a escena en la sala Carme Teatre a partir del 25 de abril.
Pero lo más bonito de la historia, si cabe, viene ahora: En cuanto ambas leyeron las cartas se dieron cuenta de que Carmen Muñoz era una visionaria, una revolucionaria para su época. Había creado el grupo mujeres pintoras de Valencia llamado ‘Grup Llum‘, que luchaba contra estereotipos y machismos. Y, tras mucho indagar, Correa y Belmonte descubrieron que Carmen seguía viva, la encontraron en una residencia y pudieron dedicarle esta obra tan íntima y personal. La ciudad de Valencia tiene historias impresionantes.
Más información: Sala Carme Teatre (programación y entradas)
Foto de portada: cronicasdelpalancia.blogspot.com