Jueves, 12 de la mañana. La Puerta de los Apóstoles de la Catedral de Valencia congrega a turistas y curiosos. 8 hombres vestidos de negro discuten en círculo. Es el cónclave del agua o más bien, el Tribunal de las Aguas. Toda una institución en la historia de la justicia mundial a la que ahora el ayuntamiento de la ciudad reconoce la posibilidad de abrirle un museo propio en 2018. Para no hacerte esperar hasta que lo abran, nosotros te contamos algunas sus curiosidades.
Reúne a las 8 acequias de València
El tribunal está formado por un representante de cada una de las Comunidades de Regantes, que son ocho en total. Representan a las acequias de Quart, Benàger-Faitanar, Tormos, Mislata, Mestalla, Favara, Rascanya y Rovella. Las reuniones se producen cada jueves no festivo en dos lugares: primero, a las puertas de la catedral y después, en la Casa Vestuario.
La reunión más conocida es la primera, cuando el alguacil pronuncia la famosa frase «denunciats de la sèquia de…». En ese momento, cualquier afectado que acuda puede interponer una denuncia, siempre de forma oral y ante el resto de representantes. Es un juicio rápido y cuya decisión es inapelable. Habitualmente, se impone una multa a la parte culpable basada en «sueldos», entendiéndose actualmente por «un sueldo», el sueldo diario del guarda de la acequia.
Después, en la Casa Vestuario se acuerda el reparto de caudales de agua para cada acequia de forma equitativa dependiendo de las superficies a cultivar y otros factores. Esta es la parte que no se ve del tribunal.
Es el tribunal de justicia más antiguo de Europa
No hay institución judicial más antigua en Europa y los valencianos tenemos el honor de encontrarla en nuestra ciudad. Sus orígenes no están del todo claros, según las hipótesis de varios historiadores. Algunos apuntan a la época romana como origen del tribunal, mientras otros lo establecen durante la Valencia musulmana (reinado de los califas Abd al-Rahman III y al-Hakam II). Una tesis sobre la que se apoyó la ONU para darle un reconocimiento especial que vemos en el siguiente punto.
Forma parte del Patrimonio Inmaterial de la UNESCO
Este órgano de la ONU le dio el mismo título que en la actualidad posee también Las Fallas, pero años antes. En 2009, se le reconoció como un tribunal que «promueve la cohesión entre las comunidades y oficios, así como la transmisión oral del conocimiento».
Escenario en La Barraca de Blasco Ibáñez
Como enamorado de su tierra que era, Vicente Blasco Ibáñez incorporó al Tribunal de las Aguas como escenario en su novela La Barraca. Aporta una interesante descripción del funcionamiento del Tribunal en el siglo XIX que se refleja en párrafos como el siguiente:
«Era jueves, y según una costumbre que databa de cinco siglos, el Tribunal de las Aguas iba a reunirse en la puerta de la Catedral llamada de los Apóstoles. […] Toda la huerta que tenía agravios que vengar estaba allí, gesticulante y ceñuda, hablando de sus derechos, impaciente por soltar ante los síndicos o jueces de las siete acequias el interminable rosario de sus quejas. El alguacil del tribunal, que llevaba más de cincuenta años de lucha con aquella tropa insolente y agresiva, colocaba a la sombra de la ojival portada las piezas de un largo sofá de viejo damasco, y tendía después una verja baja, cerrando el espacio de acera que había de servir de sala de audiencia.» (pág. 57-59, fragmento accesible en «La Ruta de La Barraca«)
Fuentes: Tribunal de las Aguas (texto – vídeo) / Las Provincias / UNESCO)
Foto: Wikimedia Commons (José Jordán)