Tengo dos problemas en la vida: el primero, es que me encanta viajar. “¿Y desde cuándo eso es un problema?” Diréis. Hombre pues lo es por mi segundo problema: no tener suficiente dinero. Esta vida moderna me lleva demasiados costes, y no puedo organizar los viajes que me gustarían. Cada vez que miro mi cuenta corriente, una lágrima recorre mi rostro.
El caso es que hace unos días fue mi cumpleaños. Como mi chati es otro pobretón, decidió que si Mahoma no iba a la Montaña, la Montaña vendría a Mahoma. Así que, ¿cómo podíamos cumplir mi sueño de viajar a Tailandia sin gastarnos un dineral? Pues yendo a cenar a un sitio tailandés. Pero ¡ojo! no a uno cualquiera. Tenía que ser uno auténtico, que oliera a flor de loto, a tallarines, que viéramos budas féminas… Vamos, queríamos auténtica comida tailandesa, hecha por cocineros tailandeses. Teníamos que ir al mejor tailandés de Valencia, por eso, cenamos en Thailicious.
Llegamos allí y desde el primer momento nos encantó el lugar. La luz tenue era bastante adecuada para ambientarnos y la decoración te trasladaba directamente a la Península Indochina. Nada más llegar allí nos sentimos como en casa. Nos dieron una mesa y nos aconsejaron qué pedir. Como todo nos parecía bien, decidimos pedir el menú degustación, ya que íbamos de celebración, queríamos que nos sorprendieran.
Y vaya si lo hicieron. Los entrantes fueron Poh Pia, Khung hom pha y Kai satee, que para que me entiendas, eran rollitos rellenos de verdura y pollo, langostinos rebozados con salsa thai y brochetas de pollo con salsa de cacahuetes. Decir rico es quedarse corto y necesitábamos más. Por eso vino después la ensalada Laab kai, para mantener nuestras ganas de seguir pegados a la silla. Ni os preocupéis por el picante; quieren trasladarte a Tailandia, pero ante todo quieren tu comodidad: si eres de los que con una pizca de pimienta ya le lloran los ojos, don’t worry. Díselo porque en Thailicious estarán encantados de ofrecerte un plato a tu medida. En nuestro caso, nos rebajaron el picante pero nos trajeron un poco más en tarro, para que me pudiera echar a mi gusto, (no pienso renunciar al picante tailandés porque mi chico sea un flojeras).
Bueno seguimos con el plato principal, la especialidad del chef. ¿Que cual era? Pues todos, por eso te dejan que elijas el plato que prefieras. Nosotros nos decantamos por el 21 (con un poco de ayuda por el personal, eso sí… ¡era imposible decidirse!). Sobra decir que el Kang ped pet yang, también conocido como curry con pato en tempura con verduras y arroz, para los que no sabéis tailandés, fue una exquisitez.
Terminamos con un postre, un flan de coco y ya que estábamos de celebración, nos dimos un homenaje con un mojito tailandés, que se diferencia por el jengibre y un sabor más cítrico.
¿Qué os puedo decir? Que es cierto que no he podido ir a Tailandia, pero que comiendo aquí de momento he podido calmar mis ansias. ¿Quién necesita volar si por 15,95€ puedes rozar Tailandia con los dedos? ¡Ah! También puedes hacerlo desde casa. Thailicious tiene una preciosa Vespa que te llevará sus exquisiteces a domicilio.