Un incendio durante la Guerra Civil provocó el derribo de la iglesia.
Entrando por la calle Serranos, al fondo se levanta una torre que no escapa de los ojos y cámaras de cientos de curiosos. Es la torre de San Bartolomé, un espacio declarado Monumento Histórico Artístico Nacional desde 1981 y Bien de Relevancia Local y del que hoy solo podemos apreciar un pequeño pedazo de su historia.
Porque la torre es el campanario de la iglesia que llevaba el mismo nombre y se situó en esta zona de Valencia desde el siglo XVII hasta los años 40 posteriores a la Guerra Civil. En 1936 un incendio arrasó el templo que allí se ubicaba y forzó su demolición 8 años después dejando al campanario como la única parte visible después de 3 siglos de historia.
En la actualidad, vemos un torreón huérfano unido a modernos edificios de viviendas. Sin embargo, como señalan desde Valencia Bonita, esta iglesia «constaba de tres capillas a cada lado situadas entre los contrafuertes, cúpula con tambor poligonal y linterna y campanario de tres cuerpos además de tres entradas, de las cuales perviven dos portadas que fueron trasladadas a otros edificios cercanos».
Y podría ser peor aún porque el campanario se empezó a derribar a la par que la iglesia, pero las protestas de entidades culturales como la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y la Junta Diocesana consiguieron evitarlo, según explica J. Diez Arnal en su página web. Nos preguntamos qué hubiera sido de esta emblemática calle de Valencia si lo hubieran derribado al completo…
Foto de portada: Valencia Bonita