El calor del verano en Valencia tiene nombre propio. Entra junio y el bochorno coge sitio como alma que lleva el diablo, igual que ese vecino molesto que te toca aguantar durante los meses de verano. Esta situación provoca que volver a casa sin estar empapado de sudor sea una batalla perdida. Vamos, una de esas que ni merece la pena disputar. ¿Por qué?
Durante los meses de verano, toda zona costera tiene que convivir con un factor determinante y que no está presente en toda la geografía española: la humedad. Aunque la temperatura fuese la misma en toda España, en Valencia seguramente la notaríamos en nuestro cuerpo con más intensidad. «Apenas me he movido y no paro de sudar«, dirás (y con razón). Y eso es precisamente el bochorno.
Cuando la temperatura ambiente real se une a una alta humedad relativa genera en nosotros una sensación de «temperatura de bochorno» que hace que pasear por la calle sea un auténtico suplicio.
En climas más secos, como sería el caso de Madrid o Córdoba, el cuerpo humano suda para regular la temperatura y consigue evaporarlo rápidamente. En Valencia, en cambio, la humedad hace que ese sudor extra se pegue a nuestro cuerpo como una lapa, por lo tanto no se evapora y tenemos más calor. Al no evaporarse el sudor, que es mayormente agua, no absorbe el calor de nuestro cuerpo.
Este fenómeno también da lugar a lo que conocemos como «sensación térmica» (o heat index, en inglés). La temperatura en aire puede ser la misma en Badajoz que en Valencia, pero los valencianos probablemente la sufriremos mucho más porque la alta humedad da lugar a valores más elevados. El gráfico inferior lo deja bien claro.
Por ejemplo, si en Valencia tenemos una temperatura en aire con máxima de 39 grados unida a una humedad de en torno al 45%, esto se traduce en una sensación térmica de unos 46-49 grados. Sin embargo, el índice no contempla otros factores que pueden refrescar o resecar el ambiente, como el viento y su procedencia (levante o poniente, principalmente).
Así que la próxima vez que camines por la calle Colón con desesperación por tus sudores y calores, intenta relativizarlo porque, al fin y al cabo, no podemos hacer nada.