Desde el pasado miércoles Valencia amanece cubierta de humo, olor a quemado y una boina blanca que alarma a los más despistados. Cada año a finales de octubre se da la tradicional quema de los rastrojos restantes tras la cosecha del arroz en la Albufera.
Esta práctica, que se viene realizando durante siglos, llena las calles de la ciudad de este característico olor a quemado. Aunque las zonas más afectadas son los barrios más próximos al mar, como el Cabanyal-Canyamelar, Camins al Grau o La Punta, con el paso de las horas el humo puede notarse en pleno centro de Valencia.
Lo que se quema son los restos de cereal seco tras la cosecha. Con ello se eliminan los residuos y se prepara la futura siembra.
Este 2021 es el último año que se ha autorizado esta práctica. A partir de 2022, estará prohibido quemar los residuos de la cosecha del arroz como se ha hecho tradicionalmente.