Entrevistamos al diseñador de la falla municipal de 2018.
Hablar de Okuda San Miguel es hacer referencia a uno de los artistas más internacionales de la escena del arte contemporáneo de España. Santanderino en Madrid, su trabajo no entiende de límites porque puede llegar a todo, como demuestra su currículum. Murales, edificios, esculturas o iglesias han claudicado ante un arte de colores vivos y geometrías imposibles.
Ahora, por primera vez, Valencia es testigo de un nuevo cambio de registro en su street art. Junto con los artistas falleros Latorre y Sanz, Okuda ha diseñado la falla municipal de este año bajo el título Equilibrio Universal. Una obra efímera que complementa con una exposición en el Centre del Carme que recorre toda su historia como artista. Le entrevistamos en los días previos a la plantà de una falla revolucionaria.
Para quien no conozca a Okuda San Miguel, ¿cómo te definirías?
Me considero un artista multidisciplinar que creció y empezó en la calle, pero que ahora está abierto al mundo. Nunca mejor dicho, y con ello a muchas disciplinas.
Has trabajado en esculturas, murales, edificios… Nunca te centras en un aspecto o superficie concreta. ¿Por qué?
Me parece más divertido variar el formato, el lugar, el país y la técnica. Todo te abre nuevos campos, caminos, enriquece tu obra y, a la vez, tu camino personal como artista.
Tu obra se basa en formas geométricas, abundantes colores, aristas… ¿De dónde surge este estilo?
Empecé a pintar letras en la calle hace 20 años y eso ya tenía que ver un poco con lo que hago ahora. Eran letras tridimensionales, pero progresivamente empecé a meter elementos en las letras que creaban dualidades. Introducía caras, calaveras u otros elementos externos, como por ejemplo un tanque. De hecho, para la exposición del Carmen que presentamos este 9 de marzo en Valencia, he estado revisando fotos y me he acordado de una obra que sale Bin Laden con letras de Okuda que dibujan un tanque al mismo tiempo.
A partir de ahí, empezaron a cobrar más importancia e intensidad todas las cosas que pasaban alrededor de las letras. Esto hizo que fuera dejándolas de lado para centrarme más en una identidad personal como artista. Pasé a convertir las letras en figuras geométricas (rombos, círculos, cuadrados) y lo uní con mi trabajo que era más «surrealismo clásico» para geometrizar todas las formas que hacía en el estudio. Los cuerpos y las figuras deambulaban sobre estructuras geométricas. Y así comencé a hacerlo con todo: caras, cuerpos y animales.
¿Con qué obra marcas un punto de inflexión con este estilo?
Ha sido un proceso progresivo. La exposición del Carmen justamente trata esta evolución. Hay avances en 2004, algo más en 2008. Y por eso en esta exposición se entiende perfectamente mi estilo porque es un paseo por mi historia y el cambio artístico.
Como punto de inflexión a nivel profesional, más que artístico, diría la Iglesia de Llanera. Se unieron varios elementos que un principio eran opuestos: skate, religión, espiritualidad, lo clásico, lo moderno. Me di cuenta de que mi trabajo y la geometría contemporánea funcionaba muy bien sobre superficies y arquitecturas clásicas. Después de esta iglesia, surgieron dos más y un castillo bastante clásico también. Y justo esta exposición también se presenta en un entorno clásico que le va bastante bien al trabajo que hago.
¿Cómo surgió la idea que hay detrás del diseño de la falla municipal de este año?
Fue bastante sencillo. Los artistas falleros Latorre y Sanz me mostraron todo lo que hacían. Eran de los mejores y llevaban más de 40 años haciendo fallas. Me dieron bastante confianza. Luego, el carácter efímero de la falla en sí es el mismo que cuando empecé a pintar en la calle. El arte por el arte. Y eso me atrajo.
Después, a nivel conceptual, pensé: «Voy a plantear algo, pero sin documentarme sobre las fallas». Simplemente tengo una idea en mi cabeza y la voy a aplicar. A partir de una especie de tótems, voy a crear un concepto que combine varios de mis iconos poniendo a animales y humanos en el mismo nivel para hablar de equilibrio universal a nivel poético.
También, hay sátira y crítica porque en la falla aparece el euro arriba del todo y la bola del mundo debajo de él es como una hucha. Y después, todo lo que lo sostiene son mis personajes: humanos y animales.
De hecho, te has referido a este diseño como «la pirámide de valores de la sociedad actual«.
Podría ser una interpretación. Con el euro arriba y el humano como víctima del sistema que él mismo ha creado con su propio dinero.
También has dicho que te gusta abanderar el cambio de normas. ¿Cómo aplicas esto a una fiesta tan tradicional como las fallas?
Si Latorre y Sanz me llamaron es porque veían pertinente un cambio y una evolución con una aportación de alguien externo que estuviera muy metido en el mundo del arte, aunque las Fallas también son arte, claro.
Lo que cambia es el lenguaje porque la construcción de esta falla es parecida a las otras, pero tiene otro lenguaje. La geometría es casi de un lenguaje digital y las fallas tradicionalmente son siempre sin tantas aristas, con formas más redondeadas… Además, a nivel materiales y construcción, hemos vuelto para atrás intentando ser más tradicionales y ecológicos. Hemos utilizado de madera y el sistema tradicional de varillas.
Tu obra desaparecerá el día 19 de marzo. ¿Cómo ves que se queme la obra que has hecho?
Es una pregunta que no sé responder todavía. La verdad es que no lo tengo planteado, a pesar de que va a ser la pieza en 3D más grande que he hecho en un espacio público. Al final se va a destruir, por lo que es un doble sentimiento enfrentado. Creo que la pasión que le pone toda la gente de alrededor y que sea una tradición de muchos años me va a hacer entenderlo.
¿Lo identificarías como tu trabajo más ambicioso hasta la fecha?
No, para mí ambicioso sería construir un edificio, por ejemplo. Y de hecho estamos trabajando a la vez en otros proyectos que también son grandes, como el que estamos preparando en Boston con 7 esculturas que se expondrán permanentemente o un edificio de 30 pisos que voy a hacer en Toronto. Esto está al nivel de la falla. Pero seguro que va a ser es un punto de inflexión en mi carrera.
Tomando como ejemplo tu caso con la falla, ¿crees que el arte urbano está de moda?
La verdad es que es una pregunta que me hacen siempre en los últimos 10 años. Así que si lleva tanto tiempo, diría que no está de moda. Sí creo que el street art es el último capítulo en la historia del arte. Una revolución de los últimos 40 años.
Foto de portada: Eduardo Rivas (Expo – Palacete del Embarcadero 2017)