El Museu Valencià de la Il-Iustració i de la Modernitat permite a sus visitantes hacer un viaje en el tiempo con dos de sus exposiciones temporales actuales. La Valencia del pasado y la del futuro se miran cara a cara para, de manera conjunta, invitar al espectador a hacer una reflexión sobre el impacto que la acción humana ha tenido y puede tener sobre la ciudad. Se trata de ‘València, 1980 + 40’ y de ‘València, futur imperfecte’ , dos exhibiciones de dos fotógrafos diferentes que, sin embargo, transmiten un mensaje común.
En ambas la humanidad es coprotagonista, señalada como motor de un cambio que no siempre se traduce en algo positivo. Se trata de una temática que se integra dentro del ciclo sobre el cambio climático propuesto por el MuVIM. Ambas exposiciones pueden disfrutarse desde el pasado 26 de noviembre y estarán disponibles de forma temporal.
‘València, 1980 + 40’
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La primera de las mencionadas constituye una crónica que rememora la Valencia de hace 40 años y la acompaña en su evolución hasta el verano pasado. Si bien no se trata de un mapeo urbano exhaustivo, sí logra transmitir la nostalgia de lo que ya fue y nunca volverá a ser. La cámara de Rafael de Luis Casademunt se convierte en testigo de cómo los comercios tradicionales han ido dejando paso a los grafitis y las franquicias.
‘València, futur imperfecte’
Carlos J. Errando va un paso más allá en su retrato del paso de tiempo, presentando un futuro que adquiere tintes distópicos. Sus fotomontajes ficticios, que elabora uniendo fotos y pintando con ellas, representan las consecuencias que el cambio climático podría tener en la ciudad. Así, el fotógrafo materializa con su trabajo la Valencia bañada en su sentido más literal. Retrata un paisaje urbano inundado ante la subida del nivel del mar, un hecho que han adelantado diversos estudios publicados en los últimos años en los que se desvela cómo el deshielo afectará a la ciudad.