El Real Monasterio de Santa María de la Valldigna es uno de los tesoros que esconde la provincia de Valencia. Situado en Simat de la Valldigna, este enclave fue fundado por Jaime II de Aragón en 1298 y combina los estilos gótico y barroco, entre otros.
La historia de este monasterio ha dado muchos giros de guión a lo largo de los siglos. Primero propiedad de la iglesia hasta el año 1835, cuando la desamortización de Mendizábal hace que sea abandonado por los monjes y vendido a particulares.
Durante este periodo se destruye gran parte de su patrimonio, pues se transforma en una explotación agropecuaria y se derriban parte de sus instalaciones. Lo que hoy visitamos es una mezcla de ruinas del monasterio y dependencias que se han conseguido conservar y restaurar con el paso del tiempo.
Y es que no fue hasta el siglo XX cuando la Generalitat Valenciana pudo recuperar este monasterio para el patrimonio público y comenzar su restauración. De hecho, como curiosidad, te diremos que en el Estatuto de Autonomía de la Comunitat Valenciana aprobado en 1982 se dedicó un artículo a este complejo histórico:
La Generalitat recuperará, restaurará y conservará el monasterio, y protegerá su entorno paisajístico. Una Ley de Les Corts determinará el destino y utilización del Real Monasterio de Santa María de la Valldigna como punto de encuentro de todos los valencianos, y como centro de investigación y estudio para recuperar la historia de la Comunitat Valenciana.
Quienes lo visiten podrán identificar dos puntos clave: la iglesia por un lado y el claustro por otro. En el primero vemos grandes bóvedas y una rica ornamentación que sorprende a los visitantes. En el claustro nos hacemos una idea de cómo funcionaba la vida dentro del monasterio, con las diferentes estancias que guían la visita.
El Monasterio de Santa María de la Valldigna está considerado como Bien de Interés Cultural y Patrimonio histórico de España.