Esa pregunta, esa maldita pregunta cuando uno llega totalmente calado a la oficina, odiando al mundo por sobre todas las cosas, y siempre hay un simpático que está en su mesa, seco y calentito, y pregunta con una estúpida sonrisa en la cara “¿llueve?”. Pues esas lluvias que ahora mismo caen sobre Valencia traen una pequeña amenaza. Una invasión.
Y lo de pequeña va, sobre todo, por el tamaño de los invasores: estamos hablando de mosquitos. Las inundaciones que están dándose en los humedales favorecen que las larvas proliferen, crezcan y se conviertan en chupasangres de primera que ríete tú de Iberdrola y sus facturas. Bueno, tanto tanto no.
Pero de todas formas, si eres alérgico a sus picaduras será un buen momento para que saques del botiquín tus armas bioquímicas o físicas, desde sprays a matamoscas –o tal vez seas fan del manotazo o la zapatilla–, el medio que más cómo te resulte, y te prepares: las zonas húmedas están hasta arriba. Marzo y la Semana Santa se presentan como el inicio del festín vampírico de estos molestos insectos. La sangre de Cristo y tal, ya se sabe.
Además el mosquito que más se está reproduciendo no es el tigre, el habitual, sino el mosquito de marjal. Mucho menos conocido pero con una picadura más potente. Pura ley de Murphy: si algo puede salir mal, seguramente salga peor.
Que empiecen los aplausos, que vamos a oír muchos de aquí a poco. Y que no viva ni uno.