Prohibido echarlos a la paella.
Lo que comenzó siendo una anécdota ha acabado convertido en un problema de salud pública. La localidad valenciana de Canals lucha desde hace meses contra una invasión de patos en una pequeña laguna artificial. Pide su adopción, pero prohíbe su uso como un ingrediente más en la paella del domingo.
Según relata Andreu Lluch, concejal de Medio Ambiente de Canals, a El País, todo comenzó cuando un vecino de manera anónima introdujo algunos patos en este espacio verde de la localidad. Los habitantes los empezaron a alimentar y la población aumentó progresivamente hasta el medio centenar.
Hasta ese punto, la sobrepoblación era un problema menor de no ser porque acto seguido aparecieron las ratas. Atraídos por la comida y el agua estancada, estos roedores se instalaron en el parque generando un problema de salud pública que ahora el ayuntamiento quiere sofocar.
La solución pasa ahora por los mismos vecinos que promovieron el crecimiento de la población, detalla este reportaje de El País. Ante la imposibilidad de llevar los animales a granja escuelas porque eran demasiados, el consistorio decidió promover la adopción bajo una serie de normas: un mínimo de cuatro ejemplares, el vecino debe disponer de un espacio adecuado, como un corral, y sobre todo no comérselos. Los que no puedan ser acogidos, se los quedará la localidad de Bolbaite.