Las medidas de confinamiento nos están obligando a quedarnos en casa y se han reducido nuestras posibilidades de crear vínculos sociales. Y no nos ha quedado otra: nos hemos volcado en las redes, porque no todo va a ser salir a aplaudir a las 20:00h y liarla en los balcones. En Tinder y demás apps de citas, los perfiles se han convertido en pura fantasía, desde los que ofrecen rollo (de papel higiénico) a quien busca paliar la soledad. Y en Instagram, que aunque muchos lo nieguen también es campo de batalla en cuanto al flirteo se refiere, las stories sirven de excusa para tirar los tejos.
Pero todo esto tiene una explicación más allá de lo evidente. Nos lo cuenta E. Arriagada, psicólogo clínico de orientación psicoanalítica: «El confinamiento genera algo en las personas en cuanto al deseo sexual». «Esta idea general», explica, «es vivida de una forma diferente y particular por cada individuo. Hay a quien le puede excitar más esta imposibilidad de no encontrarse y por tanto curiosear más; y hay quien simplemente le resulte más fácil relacionarse a través de redes sociales, pero también habrá a quien no».
Por otro lado, Silvia Llop, psicóloga del amor y autora del libro ‘Mándalo a la mierda’, subraya que si algo nos provoca la cuarentena es la «exacerbación de los sentimientos y forma de ser»: «Estar encerrados sin las distracciones de siempre hace que le demos vueltas a la cabeza. Si estabas agobiado por no tener pareja, pues te agobiarás más. Si estabas deseando tener sexo, ahora tendrás el triple de ganas«, explica.
Es por esto que «las redes sociales se han convertido en una plataforma donde canalizar ese deseo y desarrollar la intimidad con otros sujetos», advierte Arriagada. Y puntualiza: «Tinder no es nuevo. Nuestros abuelos ya ligaban cuando iban a misa, porque ese era su punto de encuentro».
¿Qué está pasando?
En Tinder, las descripciones han pasado de simplemente detallar aficiones a llenarse de alusiones a la cuarentena. Algunos son concretos y hacen una llamada directa a la acción: «100% libre de 👑🦠, ¿Unas cervezas por Skype?«. Otros van preparando el terreno para cuando todo esto acabe. Esa ha sido la opción de tres amigas y compañeras de piso que no se conforman con salir al balcón para conocer al vecindario. Se han creado un perfil conjunto para llamar a la puerta, virtualmente, de sus vecinos solteros y, de paso, aprender a hacer mascarillas de papel higiénico.
Las fotos en las que enseñar cacho siguen ahí, como la del chico sin camiseta de más abajo, cuya descripción reza estar «probando» en Tinder a causa del encierro y además estar «recolectando súper likes». Pero estas pretensiones de alguien que nos pueda parecer encantado de conocerse a sí mismo también tienen sentido desde la psicología: «El aumento de publicaciones donde lucirse es una forma de ofrecerse, de validarse, y propiciar esa intimidad que ahora no se tiene«, explica Arriagada.
También encontramos perfiles que demuestran los estragos que están dejando en nosotros la cuarentena. El siguiente es una contrariedad en sí mismo: cree que Tinder «no sirve para nada», pero asegura estar dándole like a «la futura mujer de su vida». Que es deportista y que lleva vida sana, pero incluye iconos de hamburguesa y cervezas para ilustrar sus gustos. Habrá que achacarlo al aumento de ansiedad y angustia que supone para muchos estar encerrados, tal y como nos cuenta Arriagada.
Otros lo llevan mejor y asumen que durante el encierro no les ha quedado otra que cambiar sus costumbres. Como la siguiente chica, que con emojis explica qué actividades outdoor ha cambiado por lo que se puede entender como darse completamente a la bebida.
Y si no se puede quedar, ¿entonces qué?
Sabemos que las videollamadas no las estás haciendo sólo con tus jefes o familia. De esto nos da buena cuenta Jose, usuario de Grindr, que está literalmente flipando consigo mismo durante esta cuarentena: «Yo siempre he sido súper tímido con mi cuerpo y sin embargo ahora no paro de mandar fotos guarras«. Él, que ya está más cerca de los 40 que de los 30, reconoce que liga con chicos más jóvenes que al ser nativos digitales tienen la tecnología más controlada: «El otro día con un chico pasamos directamente a tener sexo por webcam. Yo tardé un rato, primero, en conseguir que se conectara y funcionara, y segundo, en poder colocar todo para estar cómodo. Cuando conseguí ver al otro chico, él lo tenía ya todo preparadísimo, súper bien colocado con su cojín… Se notaba que ya tenía costumbre de hacerlo y no como yo».
Jose reconoce que al final es la misma dinámica de Grindr de siempre, pero online. Y esto nos hace match con la explicación que nos da uno de nuestros expertos: «Hay quien va más directo a lo sexual y hay quien no. Lo único que cambia es el canal y la forma», explica Arriagada refiriéndose a que las apps son solo otro espacio más donde relacionarse a la manera de cada uno.
En el terreno de las videollamadas también ha entrado Rosa, cuyo ligue no fue un match en Tinder, sino un conocido que después de años sin relación empezó a flirtear con ella por Instagram a propósito del coronavirus. «Cuando empezaron a recomendar que no saliéramos de casa, yo subí una storie en la que se veía que estaba en la calle. Él me escribió para advertirme que no debía hacerlo y desde entonces no hemos parado de hablar. Ya hemos tenido dos citas por Skype, la primera con cervezas, en la que acabé un poco piripi, y la segunda con la excusa de ayudarme para un trabajo. No puedo contar más…», deja Rosa en suspenso.
Respecto a ligues como el de Rosa, en el que largas y continuadas charlas están precediendo a la futuro encuentro en persona, Llop lo valora como la oportunidad de estar «creando una conexión».
Quien sí entra en más detalles sobre sus videollamadas es Guillermo, que tras dejarlo recientemente con su novia, ha encontrado en Tinder y Skype la combinación perfecta para pasar el encierro de la forma más amena. Nos revela que consigue entrar rápido en confianza con ellas y no tardan en pasar a llamadas de Skype subidas de tono: «Si no podemos quedar, pues hay que apañarse, que esta cuarentena es muy larga».
Otros quizás no se atreven a tanto, pero tampoco se quedan cortos. A Ana, la cuarentena le ha venido de perlas para tener a su ligue a punto de caramelo. Él estaba a punto de mudarse a la ciudad de ella y el covid-19 se lo ha impedido. «Desde el match, ha habido mucha conversación y muchas fotos. Empezamos por las del Tinder e Instagram. Cuando nos dimos el WhatsApp, y ya con más confianza, alguna de abdominales y espalda. Luego, a las de cómo éramos justo antes del encierro. Y al final, entre las ganas y el estar sin hacer nada, llegaron las más calentorras. Y la conversación, claro, las acompañaba. Estamos acumulando muchas ganas«, cuenta Ana entre risas.
¿Qué ocurrirá después con estas relaciones?
Ana, por ejemplo, no se atreve a confiar en que la cercanía que sienten ahora se mantenga cuando se conozcan en persona, ya que «el lenguaje no verbal dice mucho». En este sentido, Llop afirma que «no pasar tan rápido al plano físico, sino haberse dado tiempo antes para hablar», como es también el caso de Rosa, «da oportunidad a que las futuras citas tengan mayor tasa de éxito».
Esta psicóloga del amor nos lo explica así: «Cuando se queda rápido con gente de Tinder, suelen darse muchas citas malas, porque vas sin saber si hay o no una conexión. Pero si antes te pasas más tiempo chateando, o si se llega a hablar por teléfono o videollamada, la confianza que estás consiguiendo te hace ver en seguida si te apetece tener una cita en la vida real o no, lo que es un método de selección más efectivo»
Sin embargo, Arriagada matiza que «dependerá de la personalidad de cada uno»: «No por estar ahora hablando más significa que vayamos a conocer más a la otra persona o que después los encuentros vayan a ser fructíferos, porque habrá quien esté más cómodo con la barrera para no verse que supone el confinamiento y otros que sí quisieran quedar ya».
Lo que desde luego es lo más importante de estar ligando durante este encierro es que, al menos de entre las personas contactadas para este reportaje, nadie ha declarado estar saltándose la cuarentena por un ligue. Y esperemos que quien lea esto tampoco lo haga. #QuédateEnCasa y felices matches.