1. Jumanji (1995)
Como ya sabrás, esta película es la causa de tus altas expectativas con los juegos de mesa. Te sentías tan guay cuando repetías las citas del juego… «En la selva tendrás que esperar, hasta un 5 o un 8 sacar». Pero si tú eres de esos que buscan la manera de dejar su mundo atrás, mejor echa una partida de Monopoly porque nunca encontrarás un juego tan guay en el desván de la casa de tu abuela. ¡Ah! El cazador es el mismo actor que el que hace de padre de Alan.
2. Parque Jurásico (1993)
Después de esta película, obligaste a tus padres a que compraran todo lo relacionado con los dinosaurios y convertirte en el/la repelente del recreo. Te sabías todos los nombres: Diplodocus, Triceratops, Velocirraptors… Decidiste que a pesar de sus bracitos, el Tiranosaurio era el ser más malo sobre la faz de la tierra y desarrollaste una ternura tranquilizadora hacia los dinosaurios herbívoros.
3. Toy Story (1996)
Siempre sospechaste que cuando tú no mirabas, tus juguetes tenían vida propia, pero ya lo confirmaste con esta película. Es tan buena y te gustó tanto, que has ido siguiendo la saga hasta la 3ª peli. Y si te dan una más, te la tragas también. ¿Soy la única a la que se le antojó un Señor Potato después de la peli?
4. Titanic (1997)
La primera vez que conseguiste estar calladit@ durante 3 horas y media seguidas. Y posiblemente fue con esta peli con la que echaste tus primeras lágrimas viendo cine. Descubrimos que “bastardo” era considerado un insulto y que por mucho que te aseguren que se hundía, tú seguirás pensando que Jack entraba en esa tabla de madera.
5. El Rey León (1994)
El 95% de los niños del mundo sigue teniendo pesadillas por la muerte traumática de Mufasa. Te sabías de memoria las canciones, querías tener unos amigos como Timón y Pumba y mirabas a las estrellas a ver si se te aparecía alguien. Y sí, a ti también te parecían apetitosos los gusanos de la peli. Viscoso…¡Pero sabroso!
6. Pesadilla antes de Navidad (1993)
Te hacía sentir confus@: querías verla pero que a la vez te daba miedo. Descubriste que los dibujos también podían ser siniestros y desde entonces viviste con miedo a que alguien robara tus regalos navideños.
7. Matilda (1996)
Te hizo ver que tu colegio no estaba tan mal y descubriste en qué consistía el lanzamiento de martillo. Sí, admítelo: tú también te has quedado mirando fijamente a la puerta a ver si la cerrabas; y actualmente sigues animando a comer a cualquier amigo al grito de «¡Bruce! ¡Bruce! ¡Bruce! ¡Bruce!» Una película llena de malos padres porque los de Matilda eran unos auténticos hijos de Satán, pero ¿qué me decís del tal Magnus, el padre de la profesora? ¿Qué clase de padre parte por la mitad un bombón para darle la mitad a su hija? Uno muy malo, sin duda.
8. Flubber (1997)
Puede ser que como película no te haya marcado lo suficiente, pero lo que de verdad queremos destacar es el deseo irrefrenable que tuvimos todos de poseer esa cosa viscosa que tanto molaba. ¡Y lo conseguimos! Creo que todos hemos tenido esa masa pegajosa que vendían en el kiosko de al lado de casa. Y creo que todos mantenemos también una mancha en la pared que atestigua todo lo que jugamos con esa cosa.
9. Casper (1995)
El fantasma con el que no te hubiera importado vivir, aunque ni en tu sano juicio te hubieras comprado esa mansión, que no había que ser muy listo para ver que ¡ahí tenían que vivir fantasmas! Que éramos niños, ¡no idiotas! Y pobre niña Miércoles, que parece que solo le pega estar rodeada de tenebrosidades.
10. Forrest Gump (1994)
No concebías ver correr a alguien y no gritarle “¡Corre Forrest!”. Bubba, Teniente Dan, Jenny… tres nombres que sólo puedes pronunciar de la manera en que Forrest los diría. Una película que te enseña el valor de la amistad, del amor y que tonto es el que hace tonterías.