Es muy probable que paseando por el centro de Valencia hayas acabado alguna vez en esta plaza. Este espacio es uno de los más representativos de la ciudad, pero también uno de los más controvertidos. El diseño actual de la Plaza Redonda no tiene nada que ver con el original, y es por eso que mucha gente en Valencia dice que ha perdido su encanto.
Durante décadas, esta plaza fue un pequeño rastro en el centro de la ciudad. Ese lugar donde los niños venían a intercambiar sus últimos cromos, o por donde los abuelos se paseaban para hacer las típicas compras de mercado. Había de todo: verduras, frutas, antigüedades, música, cuadros, cerámica, mascotas…
Fue construida por Salvador Escrig en 1840 sobre un espacio urbano vinculado desde siempre al pequeño comercio, y en particular a la venta de pescado y carne. Por eso mismo, una de las calles por las que se accede se llama «Calle de la pescadería».
Pero entre 2008 y 2012 se realizó una remodelación completa que cambió el aspecto original de este centro social y comercial de Valencia. Los comercios antiguos desaparecieron al adoptar un nuevo diseño y se puso una nueva cubierta.
La mayoría de turistas la adoran, pero todavía hay mucha gente que no ha perdonado el renovado estilo impuesto en la plaza. Los comerciantes, en general, lo aprueban.
La estampa anterior de este anillo era más bien diferente. La mezcla de materiales chapados, azulejos, madera y ropa tendida en los balcones de los edificios que la rodean trasportaba a la Valencia del siglos XIX y XX con apenas cruzar una calle. Ese diseño le valió la declaración de Bien de Relevancia Local.
Si hoy nos dejamos caer por aquí, puede ser un punto de reunión perfecto para acercarnos a otros lugares turísticos de Valencia como es la Plaza Lope de Vega, en la que está el edificio más estrecho de Europa, la Iglesia de Santa Catalina, el Mercado Central, la Lonja de la Seda, la Plaza de la Reina, la Plaza de la Virgen, la Catedral y la Basílica.
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