Pequeños detalles que delatan a un valenciano.
Vives fuera, lejos de la terreta y unos te han invitado a una cena en un piso con otros españoles. Lo típico, vendrán amigos de amigos y a lo tonto os juntareis ciento y la madre. Te mueves entre la pereza de tener que conocer a tanta gente o pasar una noche en grande que te sacará de tu rutina allá donde estés. Lo más seguro es que entre tanto español haya alguien de Valencia. ¿Y si te lo tomas como juego?
De inicio no digas de dónde eres y sigue esta pequeña guía para identificar a otras u otros paisanos. Porque queramos o no, los valencianos no podemos escondernos. Y probablemente a ti también te pasará.
El acento, primera clave
Como el otro valenciano sea de poble, este juego se acaba en el primer intercambio de palabras. Ese acento, a lo David Albelda, nos delata hasta en medio del desierto australiano. Si es de la capi, tendrás que fijarte en otros detalles. Como nuestro particular imperativo del verbo ir (ves a por…) o, antes cualquier situación en la que esté en desacuerdo, soltará tarde o temprano un leve che.
Vocabulario, un paso más allá
Si no la has cazado a la primera, espera a oírle a hablar un rato. Soltará un ye! o palabras como nano, finca, de categoría, Hemos de…, ajoaceite o anteponer el yo en una frase. Un análisis del que Vicent Marco en su blog te da algunas claves más detalladas de nuestro curioso castellano. Si se retrasa, dirá que «acude» más tarde.
La puntualidad
Si es de pueblo, llegará tarde porque se ha desubicado. También soltará enseguida frases como «en Valencia todo está más cerca» y no desaprovechará ninguna oportunidad para recordaros cuánto de menos echa a su coche.
El menú puede revelar mucho
Si el anfitrión se ha empeñado en hacer su receta particular de paella, un valenciano siempre se referirá al plato como «arroz de…». No mencionará la palabra paella en vano si no cumple con los cánones tradicionales. Y además, se lo hará saber al cocinero/a.
Si no hay arroz en el menú, fíjate si habla de cacaos, olivas, carlota o pide agua «natural». Definitivamente habrás topado con un tete.
De repente se pone a hablar valenciano
No ha hablado valenciano en su vida, pero cuando le pregunten por Valencia dirá que esta es la millor terreta del món. Tal cual aunque el resto no le entienda.
Será una fuente de recomendaciones o críticas
Cuando nos mudamos a otra ciudad, intentamos buscar los productos de la terreta. Qué ilusos somos. Sin embargo, no es tan disparatado poder encontrar horchata, fartons, paella de verdad y otros productos valencianos fuera de casa. Saca el tema en la cena y verás como la otra valenciana se destapa por completo. No porque lo haya encontrado, sino porque criticará todas las malas imitaciones valenciana de la zona y a partir de ahí seréis colegas.
La despedida dará la puntilla
Si a estas alturas de la cena el valenciano todavía no se ha destapado, la sobremesa y despedida pueden ser un buen momento. Echará en falta una mistela o cassalla y si la cosa se alarga, empezará a liarse y dirá «la última y nos vamos».
Pero si se tiene que marchar y les has caído bien, te invitará a tomar un café «un día de estos» o simplemente se despedirá con un «au».
Foto de portada: Matheus Ferrero