Qué arrolladora personalidad la de Ripollés. Un artista que habla con sus esculturas, que pasa tiempo con ellas, que reivindica a través del arte (y de sus palabras, siempre tan certeras, con esas metáforas que lo encierran todo). Que considera que las obras tienen vida, cuentan y transmiten cosas. Ahora tenemos la suerte de disfrutarlo y establecer el mejor de los diálogos con el arte del valenciano en una exposición que reúne sus obras más desconocidas. Ya ha abierto sus puertas y puedes hacerte aquí con tus entradas.
La exposición se llama Ripollés al desnudo, se ubica en el Ateneo Mercantil de Valencia por tiempo limitado (solo hasta el 29 de septiembre) y recoge esas «caras B» de Ripo, uno de esos nombres por el que se le reconoce.
Se trata de un compendio de piezas de este pintor y escultor universal que además ha anunciado ya que visitará la muestra en diferentes ocasiones para hablar de su trabajo, de estas décadas incesantes de producción artística.
¿Qué encontramos en la exposición de Ripollés?
Para empezar, él mismo te dará la bienvenida (eso sí, en formato holograma). En su interior no solo se exponen obras inéditas, pintura y esculturas del artista, sino que también hay retazos, objetos, memorabilia de su vida.
Por ejemplo, una de las piezas centrales es un gran jardín vertical con la colaboración en la dirección artística floral de Francis Montesinos, desde el que cuelgan diferentes fotografías personales de Ripollés y objetos, así como cuadros realizados con paja y maíz (no olvidemos que el de Alcira vive en plena naturaleza, de donde recoge toda la inspiración – y materiales – rodeado de gallos, gallinas, de vida tranquila).
Otro de los puntos de interés de Ripollés al desnudo es que en su interior podemos disfrutar del cortometraje El beato Ripo, de Luis García-Berlanga. Qué curioso, qué bonito, que precisamente coincidan en el tiempo dos exposiciones de ambos maestros en Valencia (échale un vistazo a Interior Berlanga, en CaixaForum).