De acuerdo, ha sido un error administrativo, pero ¡qué error más ridículo! El carril bici de la calle Blas de Lezo, que une esta calle con la avenida de Tarongers, tendrá que hacer un quiebro para evitar… una terraza de un bar.
Como se lee. En la redacción del proyecto no se tuvo en cuenta que en este tramo un local contaba ya con licencia para colocar sillas y mesas en la vía pública y que había tramitado el permiso para instalar un cerramiento exterior. Los dos procedimientos empezaron a la vez y nadie se dio cuenta de la incompatibilidad hasta que empezaron las obras.
Por lo tanto, se ha tenido que aplicar una solución de urgencia: por una parte, se ha negociado con el dueño del bar para que desplace la terraza hacia adentro en la acera (hasta el mínimo permitido). De igual forma, el carril bici tendrá que desplazarse en torno a un metro y medio, intentando en todo momento no afectar a la calzada.
Carril bici, aparcamientos, terrazas… todo afectado
Lo que sí se verá afectado es el aparcamiento. En esta zona los coches aparcan en línea, pero ahora eso se verá modificado. En el trozo que sobresaldrá se tendrán que readaptar los aparcamientos: serán solo para motos dado que ocupan menos espacio.
Este carril bici pretende enlazar el que pasa por Blasco Ibáñez con Tarongers, lo que facilitará la vida de muchos usuarios ciclistas de los campus universitarios. Los responsables del departamento de Mobilitat Sostenible adaptaron un proyecto anterior del PP, pero ningún funcionario comprobó si algún establecimiento había pedido la licencia de terraza.
De hecho, si miramos la herramienta de Google Maps vemos que en abril de 2015 no existía el cerramiento pero una foto posterior, de junio del año pasado, ya enseña la terraza completamente montada. Y las obras del carril bici empezaron en noviembre.
¿Despiste? ¿Torpeza? ¿Dejadez? Una cosa u otra, a elección del lector. Chapuza, eso sí, seguro.