
El descanso es más que necesario para poder estar sanos. Saberlo lo sabemos todos. Pero otra cosa es que se respete o no. Esto es lo que pasa en ciertas zonas de Valencia, lo que causa que haya dos denuncias al día por exceso de ruido.
Bien sean los botellones, las terrazas o algunos locales de ocio que no cumplen con la normativa, el hecho es que este alto volumen perturba el sueño de muchos vecinos valencianos que ya no saben qué hacer para descansar tranquilos.
Y todo esto ahora tiene cifras, que así parece que todo cobra más seriedad. Si bien entre enero y febrero del año pasado solo se recogieron 19 quejas por este ruido, el número se ha multiplicado dos veces y media en el mismo período de este año. 48 denuncias por contaminación acústica.
Mucho ruido equivale a multa… casi siempre
La Policía Local valenciana suele multar a todo aquel que causa un ruido superior al máximo permitido, pero no es la norma. En algunos casos todo queda en una “investigación” que tal vez lleve a nada.
El crecimiento del número de quejas está motivado sobre todo por la proliferación de terrazas y la masificación de los botellones.
El que la ciudad atraiga más turismo cada vez es sinónimo de que se registren muchas más peticiones de bares para colocar esos veladores. De hecho, este año se batió el récord de demandas: 3.533. Este dato preocupa incluso a los hosteleros, que son los primeros que saben que hay que poner un poco más de control sobre los excesos que cometen muchos bares.
Por otra parte, los botellones se han ido dispersando y se han convertido en, digamos, pequeños microbotellones en casi cada parque, jardín o gran vía de la ciudad. El Cedro o la Plaza de Honduras son dos zonas que están muy castigadas con el fenómeno, que no solo es ruidoso sino además sucio.
Cuál sería la solución aún parece claro. Pero lo que todos, vecinos, policía y hosteleros, están de acuerdo es que se necesita alguna y pronto.