Es una historia que viene de lejos. Y de momento van 300 firmas, pero podrían ser bastantes más. El Canyamelar se ha cansado de ser una parte de un barrio, y sus habitantes consideran que tienen una historia y una identidad propia con fuerza suficiente como para constituirse como barrio propio.
Los vecinos que promueven la iniciativa de hecho consideran que esto es una aberración administrativa, una anomalía. El portavoz del colectivo, José Aledón, aseguró que “todos los barrios de la ciudad, excepto las pedanías, tienen nombres sencillos, sin aditivos de las barriadas vecinas”.
Una solución para que El Canyamelar no desaparezca como nombre
Otro de los puntos que preocupa a Aledón de esta unión de topónimos, que además se adoptó sin consultar a nadie, es que el nombre del Canyamelar acabe desapareciendo y quedando todo mezclado dentro del de su contrapartida. Además, según él, nadie dice que vive en el Cabanyal-Canyameral. O es de uno o es de otro.
Pone como ejemplo que en la campaña del Ayuntamiento “Cultura als Barris” se hace mención en todo momento a la Plaza del Rosario y al Teatre el Musical como ubicados únicamente en el Cabanyal.
Por otro lado, buena parte de los vecinos del barrio prefieren que no se les plantee ahora esta cuestión y que el Ayuntamiento se enfoque más sobre los problemas sociales y de rehabilitación urbanística de la zona. Todo el distrito de Poblats Marítims (que incluye también los barrios de la Malva-rosa, Natzaret, el Grau y Beteró) reivindica la llegada de inversiones municipales, autonómicas y estatales para poder seguir creciendo.
Un partido político apoya esta reivindicación y trasladará al Consistorio la petición vecinal para intentar que se lleve a cabo la división administrativa