
Como nos gusta estar a la última, no podíamos ser menos y hemos ido a ver la peli de moda de este verano: Inside Out o Del Revés, como prefieras. Y nos ha encantado. El caso es que como estamos obsesionados con ella, queremos sentir a flor de piel todas las emociones que aparecen en la película: Alegría, Tristeza, Asco, Miedo e Ira. ¿En qué lugares de Valencia puedes sentir con más fuerza alguna de estas emociones? Nosotros te lo decimos.
Miedo
Ve al Edificio Hilton (actualmente el Hotel Meliá), coge el ascensor y súbete a la planta más alta. Y ahora asómate. Miedo ¿eh? Esa sensación que te sube del estómago… ¿Por qué tienes que pensar siempre “imagínate que me caigo”? ¡Es que te gusta ponerte en las peores situaciones! Aquí podrás sentir lo mismo que cuando sueñas que caes por un terraplén, pero seguramente te ahorres los sudores fríos.
Alegría
Las Fallas. No puedes evitarlo. Estás feliz, porque sí, sin ningún motivo. Madrugas alegre sabiendo que se acerca la citada fiesta. ¡Es que estás content@ desde febrero! El olor a quemado es capaz de emocionarte mucho más que cualquier declaración de amor. Y sí, se te pone la piel de gallina con el sonido de las mascletás. Amig@s valencian@s, el fuego es capaz de robaros más sonrisas que las primeras palabras de un bebé.
Tristeza
Espérate al atardecer y date un paseo por los Jardines de Monforte. Siéntete un auténtic@ romántico del siglo XIX. Llora por el amante perdido; recita las poesías tristes que recuerdes del instituto. Saca el mp4 y abre la carpeta de “canciones tristes”, que todos tenemos una. Deja que se te caiga una lágrima mientras escuchas las más deprimentes de tu repertorio. Ponte una buena de Nino Bravo para hacer honor a la ciudad y siente en tu piel la desgracia más desdichada.
Ira
Coge el coche, y tira al centro. Ahora intenta aparcar. Difícil ¿verdad? ¡Es imposible! ¡Maldita sea! djskañdhsjdhdsoiewdncl Vueltas, y vueltas… Y siempre te acompaña alguien que dice: “Pues yo por aquí siempre encuentro sitio” ¿Estás ayudando con tus comentarios? ¡No! Entonces, ¿¿¿por qué no te callas??? Vueltas y más vueltas… Y entonces, a lo lejos, lo ves. ¡Ves un sitio! Pisas el acelerador y tiras para allá como Fernando Alonso y cuando llegas…¡ERROR! Un maldito coche pequeño ocupa tu adorado sitio… ¿Por qué, conductores de coches pequeños, os mola pegaros a la acera para hacernos ilusiones a los demás? ¡¡¡Dejad de hacerlo!!! Y vueltas y vueltas y más vueltas… ¿¿¿Por qué vine en coche???
Asco
Verano. Terminas una semana dura de trabajo. Te apetece ir a tu querida playa valenciana, la que te ha acogido desde que eras un bebé, a la que ibas en los descansos que te dejaban las clases y a la que te escapas para huir de tu estresante vida trabajadora. De única compañía un libro, la crema solar y una toalla. Vas tú a reencontrarte con la arena, la playa, el Mediterráneo… Pero cuando llegas… Te encuentras que toda Valencia y toda la Meseta Central, se han venido a La Malvarrosa. ¿Por qué todo el mundo elige Valencia? “Bueno, voy a intentar buscar un hueco cerca de la orilla” ¿Perdón? ¿Cómo puede haber tanta gente aquí? ¿Queda alguien en el resto de España? Y a medida que te acercas, a medida que buscas un hueco, tu cara empieza a coger esa mueca de asco hacia todo lo que te rodea. Lo siento, las cosas malas de tener una ciudad con buenas playas.