Si has tenido la ocasión de salir de la ciudad y pasar unos días en un pueblo, puede que lo hayas pensado en algún momento del verano: por qué en las ciudades parece que haga siempre más calor.
La AEMET explica que en las ciudades el aumento generalizado de temperaturas a nivel mundial viene acompañado del llamado efecto isla de calor.
Se trata de un fenómeno meteorológico que alude a la diferencia de temperatura entre el centro de una ciudad, siempre más cálido, y un punto de su periferia.
Los factores que influyen en el aumento de ese efecto son la circulación de vehículos, la cantidad de árboles que hay en la ciudad, la presencia de bocas de metro, el alumbrado de las calles o el tipo de suelo que pisamos.
Por ejemplo, en el caso del suelo, el asfalto retiene gran parte del calor acumulado durante el día y lo desprende por la noche en forma de aire caliente. También hay aspectos propios del diseño urbanístico, como la gran presencia de edificios altos, que impide que el viento pueda circular a mucha velocidad y logre enfriar el centro urbano.