El escenario preferido de Borja Catanesi no se encuentra entre las cuatro paredes de un gran estadio ni una mítica sala de conciertos. Este valenciano crece y se crece en el arte de la improvisación y el recorrido itinerante que le brinda tocar en la calle. Ya puede ser la Marienplatz de Munich, el edificio de Correos de Valencia o el Guggenheim de Bilbao, donde se encuentra tocando estos días tras hacerse con los Universal Street Games de Mineápolis, el equivalente al mundial de la música callejera.
«Hace unos años me dí cuenta que en Valencia es difícil llevar la música como trabajo porque hay poca oferta. Así que a partir de tocar en la calle vi que lo podía llevar como una forma de vida», explica el músico, que llegó a esta situación por casualidades de la vida.
«Empecé en el metro de Bailén con un amigo que tocaba allí la batería. Era el año 2013 y fue todo por casualidad porque descubrí que había un enchufe y con la guitarra eléctrica siempre tenía ese problema al necesitar amplificador. Al encontrarlo, decidí salir y le cogí el gusto a tocar en la calle», detalla.
Inquieto musical desde sus inicios, con mentores como Iván Cebrián y Arístides Abreu (Seguridad Social) y grandes dosis de autoaprendizaje, Catanesi se dio cuenta que esto era lo suyo hace un par de años tras un viaje por la costa cantábrica y Barcelona. Desde entonces no ha parado de descubrir países y formas de entender la cultura musical callejera.
«Fuera de España hay más cultura de lo que es un músico callejero y es más habitual verlos. Veo aquí que esto es un poco nuevo. Cuando voy a un ayuntamiento a pedir permiso para tocar en la calle, hay un poco desconocimiento», lamenta mientras rechaza el binomio de música y mendicidad que ciertos sectores de la población perciben.
Aunque cuenta con los permisos para tocar en Valencia, el ayuntamiento de su ciudad natal le ha expresado su intención de cambiar la normativa municipal actual, que prohíbe tocar en la calle con amplificadores. Un gran impedimento para que el trabajo de este músico pueda entrar en la completa legalidad. Fuera del cap i casal, la legislación de países como Italia es más laxa y abierta a la música callejera.
Estos últimos días las calles de Bilbao han sido el escenario de los improvisados conciertos de Borja Catanesi, que se encuentra ahora viajando libremente en furgoneta por toda España. Su amalgama de blues, funk y reggae trae canciones propias o de Michael Jackson y James Brown, entre otros.
Después de esta gira autogestionada, volverá a Valencia para presentar su primer disco, producido a través de una exitosa campaña de crowdfunding. Mientras tanto, permanece atento porque si viajas puede que te cruces con este valenciano en cualquier calle o plaza del mundo.