En el centro de Kioto hay un bar que está a medio camino entre la tasca y una izakaya japonesa. En una de sus paredes luce un mapa de España en el que destaca una ciudad por encima del resto: Xàtiva. Y ese es el nombre que este restaurante nipón ha adoptado para ofrecer bocadillos, paella y todo tipo de platos españoles, principalmente de pescado.
Los guiños a España están por todas partes, con una carta que distingue las propuestas del día por regiones y que combina palabras en japonés con otras adoptadas del español.
La paella de marisco y gambas es uno de los platos estrella, que se acompaña con vinos valencianos como el Tarongino, hecho a partir de naranjas de la tierra.
Se cocina también a la brasa, algo típico en la cocina japonesa, pero que en este caso podríamos interpretar como una adopción de la tradicional torrà. Se trabaja la anguila, y sí, también hacen all i pebre. Se sirven cacaos que acompañan a una selección de bocadillos que son casi pulguitas.
Diríamos que estamos en el bar de un enamorado de la terreta, pero bajo los cánones de la cocina japonesa. Quizás la combinación perfecta para disfrutar de buena gastronomía a 14.000 kilómetros de casa.