Alba es una niña que vive en Reino Unido, pero pasa los veranos con sus abuelos en una isla del Mediterráneo llamada Pinar del Mar. Es una amante de los animales y un verano descubre que el alcalde tiene planes para destruir la reserva natural y hacer un hotel de lujo en la zona. Ante un caso de especulación urbanística, la pequeña decide convencer a todo el pueblo de que hay que pararlo.
Este hilo argumental tan real como valenciano es el punto de partida de Alba: a wildlife adventure (Alba: Una Aventura Mediterránea en español), un videojuego creado por David Férnandez Huerta y producido por el estudio londinense ustwo games. Esta historia virtual, disponible en iOS y PC, está fuertemente inspirada en los pueblos costeros de la Comunitat Valenciana, de donde es natural su creador.
«El nombre en clave del juego era Náquera durante los años de desarrollo porque está basado en mi pueblo natal, pero además cuenta con escenarios que son partes de la Albufera, el Marjal dels Moros en Sagunto, El Palmar, el ayuntamiento del juego que en realidad es el de Burjassot, el castillo de Serra o la Ermita de Náquera. Luego decidimos trasladarlo todo a una isla por razones de jugabilidad, para tener un territorio acotado y conocer bien cada rincón», explica por videoconferencia desde Londres David Férnandez.
Como en toda historia de corrupción, en Pinar del Mar hay un alcalde y un promotor que se han dejado llevar por un proyecto urbanístico para reactivar la economía de la isla que está de capa caída. Y aunque para llevarlo a cabo tengan que llevarse por delante la reserva natural del pueblo. Alba lo combatirá a través de dinámicas de ayuda, reconstrucción, reparación de objetos o catalogación de animales de la fauna que aparece en juego para despertar la conciencia del pueblo.
Para un valenciano, trasladar este ambiente mediterráneo a un estudio de videojuegos británico requirió dosis de pedagogía y creatividad. «Jessie, nuestra creadora de escenarios, utilizaba Google Street View y se iba dando paseos y proponía lugares. Le proponía cosas como ‘vamos a ver Moncada, vamos a ver los campos de naranjos…’ Y así también ayudarle a entender cómo se pasa del núcleo urbano al campo y que resultara creíble», explica Fernández Huerta.
Que el videojuego de Aba esté inspirado en un pueblo mediterráneo no es por ego de su creador, sino una forma de conectar con el jugador a través de escenarios tangibles y concretos. No encontramos el arquetípico bosque de abetos de videojuegos o castillos repetitivos. «Eso hace que lo entiendas y veas como un sitio real que tienes que cuidar de buena fe. El jugador baja las defensas y se implica en el juego».
En Pinar del Mar se cocinan paellas con leña a las 2 de la tarde, se atraviesan pasarelas sobre un lago rodeado de cañizo y patos o se almuerza en barracas de la huerta. Puede parecer escenas llenas de tópicos, pero se han seleccionado a conciencia. «El juego se inspira en parte en mi hijo, que es británico y español. Y también en yo mismo, sobre mi sitio en el mundo, viviendo fuera de España desde hace años. Como la protagonista, que vive fuera y va allí en verano. En ese contexto, el elemento turístico o los clichés no molestan tanto. El personaje de Alba es un vínculo entre España y Reino Unido», detalla el creador.
En el desarrollo de Alba: Una Aventura Mediterránea han trabajado 25 personas durante varios años, el equipo más grande que este estudio ha dedicado a un proyecto hasta la fecha. El resultado es una gran acogida por parte del público y de la prensa y un impacto que trasciende nuestras pantallas.
«El juego tiene un punto de vista ecologista, que representa nuestra visión en el estudio. Colaboramos con la asociación Ecologi y plantamos árboles en zonas deforestadas con la meta de replantar un millón en Madagascar y otras zonas de África. Cada jugador puede hacer una donación directamente, o con cada descarga, nosotros como empresa nos comprometemos a plantar un árbol».
Los próximos pasos de Alba se centran en el mundo de las consolas. Ustwo games tiene previsto el lanzamiento de su versión para PlayStation, Xbox y Switch esta primavera. Un hito que abrirá las puertas de Pinar del Mar y la idiosincrasia del Mediterráneo a un público mayoritario.