Las medidas de distanciamiento social ante la crisis del coronavirus han motivado que un gran número de empresas implanten el teletrabajo a marchas forzadas. Somos muchos los que no estamos acostumbrados a trabajar en casa y, aunque el primer día tiene su gracia, la dificultad para separar oficina y hogar acaba haciéndose evidente.
De ahí que hayamos recopilado diez pautas imprescindibles para trabajar desde casa con las que lograr una productividad decente.
1. Quítate el pijama
La tentación es fuerte, lo sabemos por experiencia propia. Pero es muy importante para tu cerebro que te vistas para trabajar cuando vas a trabajar.
Vale, puedes renunciar a las americanas y a los zapatos incómodos, e incluso enfundarte en un chándal, siempre y cuando no lleves puesta la ropa que utilizas para dormir. Vestirte por las mañanas te ayudará a entrar en el modo curro y será mucho más fácil resistirse a echarse una cabezadita en plena jornada laboral.
2. Respeta tu rutina mañanera
Pasará aún bastante tiempo hasta que tengas que coger el metro otra vez (¿yuhu?). El resto de tus hábitos matutinos no deberían desaparecer. Desayuna, haz la cama, mira las noticias (bueno, estos días puedes saltarte este paso). Igual que despojarse del pijama, cumplir con tu rutina mañanera te preparará mentalmente para ir a trabajar.
3. Diseña tu propia oficina en casa (y huye de ella el fin de semana)
No vale echarse en el sofá con el portátil: solo es cómodo hasta que tu cuerpo empieza a crujir con cada movimiento. La opción idónea es un escritorio con buena luz en una habitación tranquila. Y que esté bien lejos de la televisión u otras distracciones.
Aparte de salvaguardar el buen estado de tu espalda, lo más importante a la hora de diseñar tu puesto de trabajo casero es separarlo del resto de tu hogar, aunque solo sea simbólicamente. Esto significa, por ejemplo, apagar el ordenador cuando termines tus tareas. Los fines de semana huye de tu rincón productivo con el mismo ahínco con el que evitarías tu oficina.
4. Busca una zona de descanso (que no sea tu cama)
Lo que más echarás de menos de tu oficina habitual, aparte de los compañeros majos, será la cocina, office o área análoga habilitada para tomarse un respiro. No descanses en tu oficina casera ni en la cama (podrías acabar asociándola al trabajo y luego te costará dormir por las noches).
En la medida de lo posible es mejor no dedicar los descansos a las tareas de la casa. Si puedes, prepárate un café en vez de tender la ropa limpia, ya que esta no suele ser una actividad muy estimulante.
5. Aléjate de la nevera
Como cada pausa equivalga a una galleta, por light que sea, vas a acabar la cuarentena rodando. Sé firme con tus horarios de comida y no entres en el lado oscuro (hablamos del interior del frigorífico, la metáfora está clara). Y si picas entre horas, procura que tu snack sea medianamente saludable.
6. Programa tus horarios (¡y tus descansos!)
Necesitas fijar una hora de entrada y otra de salida o acabarás dando el callo cuando deberías estar cenando. Ahora que no puedes salir físicamente de la oficina, tienes que establecer un momento para encender y apagar el ordenador. No te olvides de los descansos o acabarás saturándote más pronto de lo normal.
7. Evita las distracciones
Es demasiado fácil caer en las garras de Instagram o YouTube cuando no hay nadie cerca para juzgarte. También es probable que al final le prestes toda tu atención a ese programa que solo habías puesto para tener ruido de fondo. Deja el móvil en otra habitación, si puedes, y avisa a tu familia de que no te interrumpa durante un rato.
8. Mantén la comunicación con tus compañeros
Escribe, llama y videollama a tu equipo con frecuencia. Vas a necesitar estar pendiente de tu bandeja de correo mientras no puedas girarte y decirle al de al lado que ya has terminado el último informe. En estos días duros también paliarás un poco la soledad si mantienes el contacto virtual con tus compañeros de siempre.
9. Concéntrate durante las videollamadas
Qué fácil es dejar a alguien hablando solo mientras tú finges que escuchas al otro lado de la pantalla. Tanto estímulo virtual termina por distraernos de la conversación (ya, cara a cara también puede pasar). No cambies de pestaña y enciende la cámara para que te dé reparo pasar de tu interlocutor (¿a que ahora agradeces haberte vestido por la mañana?).
10. Cuida tu higiene y la limpieza de tu casa
El aspecto de tu entorno y tu propia apariencia tienen efectos psicológicos sobre tu desempeño en el trabajo. Difícil será que te concentres con los platos de la cena junto a la alfombrilla del ratón: la suciedad y el desorden son un poderoso reclamo de la procrastinación. Y por tu bien y el de los que te rodean, dúchate aunque no vayas a salir de casa.
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