Sábado al mediodía. Medio muert@ te encuentras en el sofá de tu casa después de llevar 18 días de fiestas falleras. No tienes ganas de nada. La apatía te gobierna y en ese momento te llama tu amiga y te dice “despega tu culo sudado del sofá, que hoy es la Cremà. ¿Es que piensas quedarte en casa?” Y ése es el principio del fin.
Los planes consisten en ir a casa de Pepito. ¿Y eso qué quiere decir? Agua de Valencia. Tan fresquita, tan dulce, entra tan bien… Todo es perfecto y maravilloso, el fuego lo inunda todo, te sientes pletóric@ hasta que te levantas al día siguiente… Decidido ¡No vuelvo a beber Agua de Valencia!
1. Entra muy bien
Demasiado bien diría yo. El zumo de naranja es la bebida con mayor capacidad engañifa del mundo. Le puedes echar un gazpacho a tope de ajo, que seguirá sabiendo a zumo.
2. Siempre es tu amig@ borrach@ el que se encargue de prepararla
“¡Yo me encargo del Agua de Valencia!” ¡ERROR! Mira que la ha preparado veces, mira que habéis dicho “la última vez que X prepara la bebida” y al final siempre le concedéis ese honor. En el fondo os gusta quejaros de la resaca.
3. “Echa más azúcar”
¡Hala! ¡Venga! Por si no fuera poco con el cava, el vodka y la ginebra, vamos a darle más caña a esta bomba con un más glucosa. Y encima siempre oirás esa frase del/la amig@ que menos bebe.
4. Nunca ves el momento de parar
Siempre hay alguien dispuesto a rellenarte el vaso.
5. No eres consciente del momento “Pelotazo”
Cuando menos te lo esperes, estarás mirando a tu amigo y no serás capaz de verle con claridad. A partir de ese momento tu mayor reto será enfocar. Y ahí es cuando dirás “Ya no bebo más”.
6. Pero ya has bebido demasiado
En realidad el “desenfoque” es el primer síntoma de todos los demás, que ya están esperando pacientemente su momento de actuar. Tienes en tu cuerpo demasiada Agua de Valencia como para que creas que con dejar de beber controlarás la situación.
7. “Vaya, qué guapo es Pepe. ¿Por qué dejaríamos de enrollarnos?”
Estás más salida que el pico de una mesa y claro, los amores dormidos se despiertan con ganas. Eso y que siempre da mucha pereza buscarse un tío nuevo sabiendo que tienes uno bastante a mano.
8. ¡¡¡FOTO!!!
¿Por qué te sientes fotogénica cuando vas borracha? ¿Por qué te pones en absolutamente todas las fotos de tu alrededor? ¿Por qué te crees graciosa y pones muecas en el 87% de las fotos que te haces? Qué buena idea la creación de las redes sociales para compartir estos momentos…
9. Ups….las zapatillas…
Vaya, se va acercando el final de la noche y con ella, uno de los peores síntomas del pedaco que llevas. Llega el primer vómito (y vamos a rezar porque sea el único esa noche; ya hablaremos de mañana por la mañana) y en las condiciones en las que vas, es bastante probable que algo te caiga en tus adoradas zapatillas.
10. Buenos días, amigo Ibuprofeno
Y ahí estás tú, en la cama (¿cómo he llegado aquí?), con el maquillaje sin quitar (cómo no) y con una alpargata en la boca, que parece ser que es tu lengua. ¿Alguien tiene un vaso de agua? ¡MINERAL, POR FAVOR!